Décimo día

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"todavía creo que nuestro mejor dialogo ha sido el de las miradas"

-Mario Benedetti



El miércoles volvió, aun parecía primavera, la esperanza florecía en mi interior, me aferraba a ella, lo haría cada día al despertar, ella era la luz de mis días, ella había alejado la oscuridad.

El trabajo siguió igual, busque a mi jefe y aun no estaba, no había podido hablar con él, la situación me estresaba un poco, la decisión estaba tomada, me quedaría, seria analista, no importaba, no me podía alejar cuando había encontrado un faro en la oscuridad, había decidido hablarle y lo haría, no me iría a otro estado y no estaba a discusión.

Trabaje arduamente, mis compañeros me observaban curiosos, ellos creían que mi ascenso era un hecho, solo uno parecía conocer la verdad, óscar me observaba, me analizaba, sabía que no era normal mi comportamiento, no me decía nada pero no me veía como los demás, el esperaba encontrar el por qué, parecía saberlo y haberlo olvidado y se esforzaba por recuperar esa pieza en sus pensamientos, era como si el viera dentro de mí, como si conociera lo que me pasaba desde días antes.

La hora de comida se vio empañada por las posibilidades de la reunión del día anterior, todos temían que las noticias no fueran gratas, sabían que en situaciones extremas los primeros perjudicados serían los empleados, perderían todo, antigüedad, la seguridad laboral y sin duda el trabajo.

Bromeaban poco y platicaban sobre las posibilidades, estaba preocupados, nadie hablaba sobre otra cosa, solo les interesaba lo que podría depararles esa reunión, nada malo pasaría eso era seguro, algo en mi me lo decía y yo apelaba a esa sensación.

Volvimos al trabajo no había mucho que hacer, habíamos aventajado la mayoría, me enfrasque bastante en unos datos, el ruido me saco de mi concentración, algo pasaba, me dirigí a la multitud y vislumbre a óscar en el suelo, palidecí, no se movía, estaba ahí inerte, corrí hacia él, algo le pasaba.

Le encontré inconsciente, los compañeros hacían un circulo alrededor nuestro, les pedí se retiraran y avisaran a alguien, algunos compañeros llamaron al médico de la empresa, le despertó con un poco de alcohol, le hizo un breve chequeo y le pido se retirara a su hogar, le prohibió irse solo, necesitaba que le acompañaran, el jefe salió y al ver la situación me pidió lo acompañara y le dejara en su hogar.

Óscar vivía al otro lado de la ciudad, por suerte tenia coche, el susto poco a poco se escurrió de mí, le subí en el y conduje hasta su casa, el trayecto fue tranquilo y algo acompasado, el tráfico no estaba tan pesado como en otras horas, aun así nos llevó un tiempo llegar.

El casi no hablaba y yo no le forcé a hacerlo, llegamos una hora después, el tráfico era espantoso y nos costó bastante llegar, pero ahí estábamos, le deje dentro y explique a su esposa lo sucedido, no era grave pero necesitaba reposar, se le pagaría el día y la incapacidad había dicho el jefe, Ángela me abrazo, estaba agradecida de que le llevara a casa, sus ojos estaban llenos de preocupación, me miraron y me invitaron a cenar sin opción a una negativa.

Deseaba rehusarme pero aun si lo hiciera no lograría llegar al tren, no le vería de nuevo, me sentía intranquilo y decepcionado por no verle, pero también estaba preocupado por óscar, necesitaba saber que él estaría bien, era una gran persona y yo le quería como a un hermano, cene en su hogar, pasado un buen rato y me dirigí a la parada de autobuses, tome el que me llevaba al centro, el trayecto fue largo una hora hasta ahí, baje y me dirigí a tomar el que me llevaría a mi hogar, no había motivo alguno para que intentara en el tren, si ella ya no estaba ahí no tendría sentido alguno, con suerte alcanzaría el ultimo autobús a casa.

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