28.Cita no deseada

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Última semana de noviembre, a ser sincera en este mes no ha pasado nada muy interesante además del cumpleaños de Bryce y los exámenes que he tenido esta semana, los últimos que tengo son en la primera semana de diciembre y ya termino las clases de este cuatrimestre.

Rememorando van a ser cinco meses en diciembre desde que pise la universidad y conocí a los chicos.

Mi teléfono vibra en mi mesita de noche por lo que lo tomo y es... mi madre.

Ya estaba diciendo yo que todo estaba muy tranquilo.

-Hola, madre. -saludó al descolgar.

-Hola, hija. No tengo mucho tiempo, pero dos cosas, primero espero que hayas estudiado mucho para que los exámenes estén perfectos.

-Sí, madre.

-Que bueno. Segundo, recuerdas a ese chico encantador que te presente.

-¿Cuál?

Lo que sucede es que mi madre, entendía que ella debería de meterse en mi vida privada también y cuando veía que llevaba mucho sin novios, me mandaba a pasar un rato con los chicos que ella escogiera, con la excusa de que eran para conocer gente nueva, pero si lo intentaba con ellos se enojaba.

Nunca eran mi tipo, así que coordinaba con todos un mismo día y pasaba una hora como máximo con cada uno.

-El único con el que saliste más de una vez.

-Ahh ya. ¿Andrew?

El único que puedo decir que me atrajo de todos los muchachos con los que me quiso emparejar mi madre.

¿Atraerte? Mejor di que  follaron.

Ehh conciencia, por favor.

Y no fue una vez, fueron...

-Sí, ese mismo. Está cerca de tu universidad por lo que le dije que se verían en uno de los centros, te mando la dirección después.

-¿Hoy?-pregunto porque aunque me agrada hoy no tenía ganas.

-Sí, hoy, no pienses cancelar porque ya le dije que te encantaría ir.

Suspire porque sabía que no tenía caso y pasar un rato amistoso con un amigo no tenía nada de malo.

-Esta bien.- terminó por acceder.

-Nunca te pregunte, pero gracias por colaborar.-con esto cuelga.

Sí, créeme que sé que nunca me preguntaste.

Mi teléfono vuelve a vibrar en mis manos, esta vez es Valerie.

-Hola ¿sigues en el dormitorio?

-Aja.

-¿Ves una mochila negra en mi escritorio?

-Sip.

-¿Puedes traerla? GRACIAS.- me dice sin esperar respuesta.

-¿Estás en el apartamento de los chicos?-cuestionó.

-Sí, ¿no se supone que ibas a venir? Dijiste más tarde pero pensé que ya estarías aquí.

-Te explico después.

-Esta bien, te espero.

Colgamos al mismo tiempo.

Deberías desaparecer por un tiempo.

Algún día te haré caso, conciencia.

Deberías, niña, deberías.

Unos quince minutos después abro la puerta del apartamento.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora