Capítulo 27

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—¡No! —Mirabel aventó una bola de papel.

Comenzó a escribir de nuevo, —Querido... ¡No! —gritó estresada mientras hizo bolita otra hoja y la aventó.

Esta bola le cayó en la nariz a ______, —¡Oye! —soltó molesta.

—¡Ahg!, lo siento pero no sé qué escribirle —tomó su cabeza con frustración.

—Sólo pon en letras grandes "Me gustas" y se la lanzas justo como me lanzaste una a mí —le enseñó la bola de papel.

—Es fácil decirlo —suspiró.

La castaña hizo una mueca, —Si lo sé, pero...

—Pero nada, tú no lo habrías hecho si yo te lo hubiera dicho cuando estabas enamorada de Camilo —se aventó a su cama.

—Pero tu caso es distinto, Gilberto ya te dijo sus sentimientos y sólo tienes que decirle que tú también sientes algo por él.

Mirabel rodó mientras soltaba pequeños gritos, —¿Y qué tal si ya se arrepintió?.

—Mirabel, sólo ha pasado una semana.

—¡Eso es mucho tiempo! —fingió llorar—. Soy muy cobarde.

—No lo eres —se puso de pie—. Sólo tienes miedo y es comprensible —tomó el bote de basura.

Comenzó a levantar todas las hojas arrugadas que estaban esparcidas por el piso, algunas habían caído en el cesto gracias a casita pero aún así, Mirabel era rápida y lanzaba a todos lados provocando que los azulejos se volvieran locos.

Se agachó viendo debajo de la cama de la Madrigal y encontró muchas más hojas, —Eres demasiado desastrosa.

Se acostó en el piso para alcanzar la basura, las llevó hacia ella y se quedó ahí tirada mientras leía lo escrito.

Una gran "o" apareció en sus labios, intentó pararse y eso provocó que se golpeara la cabeza en la cama.

—¡Mirabel! —habló cuando pudo estar de pie—. ¿Qué significa esto? —le puso una hoja frente a ella ignorando el dolor del golpe.

—¿Qué no estoy convencida con mi escritura? —cuestionó confundida.

—Esto no es de hoy —intentó aplanar más la hoja para que se entendieran más las letras—. Deja y te lo leo —aclaró su garganta—. Anoche ______ nos dijo que éramos el uno para el otro, ¿por qué mi mente de inmediato me dijo que "eso era verdad"? 

Eso bastó para que los ojos de la de gafas verdes se abrieran de inmediato y se pusiera de pie intentando quitarle esa hoja a su amiga.

Gilberto y Mirabel, eso suena demasiado bien. ¿Él me gusta? —continuó leyendo mientras esquivaba a su amiga.

—¡Dame eso! —se lanzó.

Pero creo que a él le gusta alguien más, y posiblemente es... —se detuvo—, nuestra otra amiga.

Sintió como la hoja le fue arrebatada, en cuanto Mirabel la tuvo en sus manos la rompió, —No tenías que leer eso.

______ sólo vio como pedazos caían al suelo, —¿Tú creías que yo le gustaba a Gilberto?.

—Él siempre parece tenerte más confianza a ti —se encogió de hombros—. Ustedes siempre han estado más unidos —bajó la mirada.

—Gilberto nunca me ha visto de esa forma, nunca en su vida. Y ahora que lo pienso, tal vez él ha estado enamorado de ti desde hace años —se acercó a su amiga.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora