Capítulo 5. Nie Huaisang se encuentra con una Deidad

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La Ciudad Caiyi era bastante cálido y armonioso. Nie Huaisang estaba disfrutando su paseo antes de embarcarse en esa peligrosa misión a pedido del Hermano Xichen que no se pudo negar en ayudarlo.

Aunque sinceramente... no sabía bien en qué podría ayudar.

Suspiró abatido agitando su abanico de los nervios mirando distraídamente los puestos, buscando alguno de comida que le gustase para apaciguar el temor en su estómago cuando escucha un grito entusiasmado de una mujer.

—¡Aiyoo! ¡Que precioso! ¡Que precioso!— chilló.— ¡Me encantan! ¡Me encantan!

Nie Huaisang parpadeó varias veces y se acercó con curiosidad hacia la multitud que rodeaba a la mujer que estaba gritando. Se hizo paso, encontrandose a una mujer alta, de cabellos largos y castaños (algo enredados) de túnicas azules y celestes, de gran cuerpo voluminoso. Algo que sorprendió al menor Nie fue los grilletes de oro que había tanto en las muñecas como en los tobillos de la dama, el peculiar y fino cinturón de figuras de pétalos que rodeaba la cintura y que claramente estaba descalza.

El segundo maestro Nie se dio cuenta que para ser una mujer se comportaba como una niña. Además que chillaba de la felicidad al ver los abanicos que... ¡Oh por los dioses! ¡¿Como nunca había visto aquel puesto?!

Nie Huaisang olvidando su misión y a la mujer a su lado, observó con entusiasmo y adoración los abanicos que vendían en el puesto. Se quedó maravillado con uno que tenía un dibujo de un dragón en sus pliegues de color entre rojo y naranja.

¡Maravilloso!

—¡Quiero ese!

—¿Eh?

Huaisang no podía creer que la mujer como él habían dicho las mismas palabras, es más, habían decidido comprar el mismo abanico. El menor se sonrojó de la vergüenza y más al notar la mirada cálida de la dama sobre él.

—A-Ah... yo... lo siento.— se disculpó el menor.— puede comprarlo usted.

—Lo lamento señorita.— interrumpió rápidamente el vendedor, confundiendo a los dos.— pero le venderé este abanico al Segundo Joven Maestro de la secta Nie. Usted puede elegir otro.

—Oh...— susurró sorprendida la castaña y miró con curiosidad al joven que éste se sonrojó de oreja a oreja y que chilló de los nervios.

—¡No, no!— movió sus manos desesperadamente en negación.— No es necesario, puede comprarlo usted.

—No tengo ningún problema en elegir otro.— sonrió la castaña.— usted joven maestro puede comprarlo.

—Y-yo... no lo sé, no lo sé.

—¡Vamos!— le dio un suave empujoncito al menor.— Estaba dudando entre este o ese.— señaló otro de tonos fríos, entre celeste y gris, con un tigre grabado en los pliegues.— y el segundo me gustó también bastante... deme ese por favor.

El vendedor asintió con la cabeza y se lo dio diciéndole el costo. La mayor pagó y sonrió coqueta al menor ocultando su rostro detrás de éste.

—Ahora...— parpadeó inocentemente.— ¿Como se llama este joven que tiene muy buenos gustos en abanicos?

Nie  Huaisang no podía creer lo que estaba viendo.

¿Acaso era una deidad?

¿Lo estaba halagando por tener excelentes gustos por los abanicos?

TWO SOULS {Mo Dao Zu Shi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora