Capítulo 7. Conociendo a la Maestra Chen

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Las barcas se movían con tranquilidad por el río hacia el Lago Esmeralda. Y aunque el paisaje era hermoso y era digno de admirar, el ambiente era tenso. Debido a que en uno de esos bote, había un silencio bastante incómodo entre las personas que se encontraban allí. Wei Wuxian intentaba secar sus cabellos húmedos al igual que su vestimenta mientras miraba de reojo a la mujer a su lado que solamente se encontraba mirándolo.

Sabía que era guapo... sin embargo ya lo estaba haciendo sentir incómodo. Y más al tener la dos miradas intimidantes sobre él. Siendo uno de su Shidi, que ni siquiera sabía porqué lo regañaba con la mirada ya que ni siquiera conocía a la mujer y otra de Lan Zhan  que se encontraba en el otro bote más adelante; que tampoco entendía porque lo miraba de esa manera tan fría.

Sí, era coqueto y galán con las damas pero...

¡No conocía a la mujer!

¡Y él tenía sus límites!

—Yo... Toma.

Wei Wuxian se sorprendió al oír la voz de la Maestra Chen, si es que lo recordó bien, en un tono avergonzado y miró en su mano un talismán. Frunció el ceño al no reconocerlo y miró con dudas a la castaña que... se dio cuenta que ya estaba seca, o por lo menos la ropa.

—También me quería disculpar por el accidente.— soltó una risita de nervios al no obtener respuesta.— Lo siento mucho.

—Ah... N-No, no está bien.— soltó incómodo al ver la reverencia de la mujer.— fue un accidente.

—¿Qué es eso?— interrumpió  secamente Jiang Cheng, estando en otro bote pero al lado de su hermano, de brazos cruzados y a la defensiva. Desde que había llegado ese discípulo y la mujer, no le daban buena espina y más al ver el atrevimiento de aquella "dama" en abrazar a su hermano como si fueran cercanos. Solo su hermana y él tenían permitido abrazarlos y no una desconocida.

—Es un talismán de calor.— explicó con una sonrisa suave en sus labios.— Sirve para secar la ropa.

—Nunca había oído de ese talismán.— desconfió Jiang Cheng que al escuchar la risita de la mujer, le molestó y le avergonzó.

—Es que lo hice yo.

Wei Wuxian abrió su boca en una perfecta O al oír aquello. Observó con curiosidad el grabado en la hoja y le pareció increíble que alguien creara algo como eso.

También, se encontraba emocionado por conocer a alguien más que pudiera crear talismanes. Ya que él fue el único, en su vida pasada, en inventar el talismán de atracción resentida al igual de sus otras creaciones que tristemente no fueron bien recibidas en el mundo de la cultivación y lo tacharon de demonio y miles de insultos más.

Y ahora que lo pensaba, debía rápidamente a volver a crear sus inventos y mejorarlos, como por ejemplo la brújula que para estos casos serviría de maravilla.

Oh... y su querida Chenqing, su bella dizi que lo ayudó en sus peores momentos.

—¿Me... dejas?

La voz dudosa de la mujer volvió a llamar su atención que al observar sus orbes negros brillando de un sentimiento que no pudo leer en ellos, solamente asintió con la cabeza.

—¡Wei Wuxian!— le regañó el menor al ver cómo el mayor dejaba que esa mujer le colocara ese raro talismán en la ropa.

—Ya, ya Chengcheng.— le sonrió a su hermano menor, para luego mirar a la mujer en frente suyo, más alta que el, de cabellos castaños ahora atados en un desprolijo moño y de orbes oscuros. Una vez más pudo oler ese dulce aroma a durazno que se le hacía bastante familiar y no sabía de dónde. Notó como las manos de la mujer temblaban hasta colocar el papel en su pecho con suavidad como si fuera de cristal. Al cruzar miradas el menor le sonrió de oreja a oreja naciéndole desde lo más profundo de su corazón el calmarla, solo ganándose también una risita divertida por parte de la mayor y una mirada fulminante sobre su nuca que no se giró para ver al propietario de esos orbes.

TWO SOULS {Mo Dao Zu Shi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora