TN la heredera de un negocio familiar muy interesante.
Cabe recalcar que en esta historia TN es rica, una genio y suele pensar más en si misma que en los demás porque así fue criada. Pero eso va cambiando tras irse enamorando de los chic@s de su Har...
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Los ojos de Senju se llenaron de lágrimas, dejó caer su cuerpo de rodillas en el suelo quedándose totalmente quieta.
—Senju— le llamó Waka tomándola de los hombros sin dejar de mirar el bar, todo se encontraba envuelto en llamas, los bomberos y la policía rondaban por todos lados haciendo las investigaciones pertinentes.
Los cuatro permanecieron estáticos, si existía una posibilidad de que hubieses estado adentro; ellos no sabían qué hacer.
—¡¿Que está pasando?!— Inui preguntó tan pronto como llegó junto a Koko y la Toman, tenía una mirada sorprendida y a la vez presa de pánico.
—¡¿Donde está?!— al verlos Waka no pudo evitar querer encontrarte entre ellos.
—¿TN?— Koko se atrevió a cuestionar con una voz temblorosa. Era inteligente e intuyó rápido la situación.
—¡Si, ella!— Wakasa lo sujeto del cuello de su chaqueta balanceándolo de atrás hacia adelante.
—No lo sé.
Inui sujetó al albino de la muñeca indicando que debía dejarlo —Alguien la perseguía, tal vez esté en algún lugar en peligro— el rubio clavó la mirada en el suelo y decir eso resultó más doloroso de lo que esperaba.
—¿De qué hablas?— Ran se mantenía a un paso de iniciar una pelea, no le gustaban esas respuestas, quería que hablaran claro y sacarse todas las dudas que le rondaban la cabeza.
—Ella nos dejó un testamento, puso las cuentas de banco a sus nombres, la casa la dejó a nombre de Senju y Kazutora... tenía más propiedades que dejo a nombre de todos. El bar lo había puesto a nombre de Wakasa— Mikey habló tranquilo, intentaba mantener un poco la compostura al ver las llamas consumiendo el edificio, se sentía molesto, tú estabas desaparecida y Kazutora contigo, de la manera que fuera todo indicaba algo malo —Tal vez ella presentía que algo sucedería pronto.
—No es cierto— la albina miró a Mikey con molestia. Le costaba creer que hubieses dejado un testamento de tal modo que parecías vaticinar tu muerte.
—Es verdad— afirmó Koko —Pienso que dadas las condiciones ella no creyó que Kazutora la perseguiría... de ser así no hubiera dejado nada para él... pero el incendio... no creo que el incendio haya sido parte de esto.
Los chicos siguieron observando como las llamas iban poco a poco aminorando.
—¡Señor!— un bombero alzó la voz —Encontramos dos cuerpos en el sótano, parecen ser de una pareja de jóvenes... hay una motocicleta en la parte de atrás con cosas de una chica y un chico.
Sintieron igual que si un balde de agua helada les cayera encima, ninguno pudo asimilar esas palabras.
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