TN la heredera de un negocio familiar muy interesante.
Cabe recalcar que en esta historia TN es rica, una genio y suele pensar más en si misma que en los demás porque así fue criada. Pero eso va cambiando tras irse enamorando de los chic@s de su Har...
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Estabas molesta. Era el primer cumpleaños que pasarías sin tu hermano, él tenía un ritual que cumplía sin falta año tras año: Primero te llevaba un pastel a la cama y te hacía pedir un deseo en voz alta, deseo el cual él se encargaba de cumplir al pie de la letra. Ese día no existía Merle y no existía nadie más, solo Hiei y tú.
—Feliz Cumpleaños— susurró Senju adormilada antes de posar sus labios en tu mejilla.
—Gracias— acariciaste su cabello y luego limpiaste la baba que escurría aún en su rostro.
—¿Qué quieres hacer hoy? ¿Saldrás conmigo?— pregunto acurrucándose en tu pecho.
—Si, saldré contigo.
—¿A donde quieres ir?
—Vamos al parque de diversiones.
Senju se paró de golpe con la mirada llena de estrellas —¡Si!
Tú sonreíste al verla, en realidad querías estar con Hiei pero si podías darle gusto a Senju, para ti no había mejor deseo de cumpleaños.
Salieron de casa casi a escondidas, tratabas de evitar a Waka pues desde hace unos días él se comportaba raro contigo, más bien celoso, luego de enterarse de que Ran rondaba el bar buscando ocasión para verte.
—Cómprame un algodón— pidió Senju apuntando a un puesto.
—Vamos— caminaste junto a ella para pagar sus dulces. A tu parecer ella era una chica muy alegre que siempre necesitaba la compañía de alguno de sus hermanos, así que de algún modo te alegraba que se sintiera bien por salir contigo, por lo que te dijo ella no tenía muchos amigos.
—Súbete conmigo a la montaña rusa— te arrastro hasta el juego y tú solo subiste para darle gusto.
Al final lograron subir a todos los juegos del parque haciendo un corte de adelante hacia atrás para luego volver a los que a Senju le habían gustado realmente. Los ojos de la peli plata cayeron en un peluche extraño que parecía un marciano con un solo ojo.
—¿Quieres eso?
—Si.
Te acercaste al puesto y colocaste el dinero sobre la mesa.
—¿Quieres intentarlo tú o quieres que lo gane para ti?
Ella te miró un poco confundida —Yo lo intentaré— sus mejillas se tiñeron de rojo como si le apenara jugar. Tomó el rifle entre sus manos y disparó las postas.
Tú no pudiste evitar reír, Senju era malísima para ese juego.
—¡No te burles!
—¿Cómo no?— acariciaste su cabeza dejando más dinero sobre él mostrador para intentar de nuevo —Déjame ganar para ti.
