TN la heredera de un negocio familiar muy interesante.
Cabe recalcar que en esta historia TN es rica, una genio y suele pensar más en si misma que en los demás porque así fue criada. Pero eso va cambiando tras irse enamorando de los chic@s de su Har...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tenías los ojos cerrados mientras pensabas, en tanto, Kazutora y Senju hacían fila para comprar takoyaki.
Pensabas en lo que dijo Senju, admitías que no sabías con claridad con quien de todos estaba tu corazón, aunque al fin y al cabo no era algo realmente importante, ya que no podías ni querías decidirte por uno solo.
—¿Estas bien?— preguntó Senju abrazándote por la espalda.
—Si.
—Trajimos mucha comida— habló Kazutora —Dijiste que tenías hambre.
Caminaste junto a ellos hacia la banca de un parque para que los tres pudieran sentarse a comer.
—¿Por qué nos invitaste solo a nosotros?— cuestionó Kazutora.
—Somos los únicos de la misma edad— respondiste comiéndote lo que te ofrecía Senju.
—Creo que Koko también comparte nuestra edad— interrumpió la albina.
—Koko tiene novia, no podría salir con nosotros, además parece que tiene a Inui pegado de la cadera.
—Pues lo que sea que quisieras hacer tendrá que esperar— Kazutora veía al cielo en tanto hablaba —Parece que se viene una tormenta.
—Deberíamos ir a casa— soltaste desganada, lo que querías era salir a pasear con ellos e ir de compras juntos.
—Terminemos de comer y nos vamos— propuso la albina pues parecía perdida en el platillo que degustaba.
Recargaste tu cabeza en Kazutora y Senju se recargó en ti, siguieron comiendo y al mismo tiempo le daban de comer al otro. Sentías que ellos dos podían entenderte mejor que los demás, la edad no era importante pero te parecía que los tres podían llegar a compartir los sentimientos de incertidumbre que traía la adolescencia.
—¡Ya, ya, ya!— gritó Kazutora en cuanto las gotas empezaron a chocar contra el suelo, te tomó de la mano y tú tomaste a Senju para los tres levantarse y salir corriendo.
Las finas gotas se convirtieron rápidamente en gotas enormes del tamaño de monedas y ustedes corrían entre sin sentido por los tirones que daban al ir los tres tomados de las manos. Corrieron hacia tu casa que era la más cercana y entraron deprisa antes de mojarse a un más con aquella lluvia helada.
Senju se abrió paso al baño tomando algunas toallas para ti y Kazutora. Se escuchó un golpeteo en la ventana, al asomarte viste que adicional a la lluvia empezó a granizar, te quedaste absorta en el paisaje y sin que te dieras cuenta la electricidad se esfumó en la casa.
—No puede ser— hablo la albina encendiendo las velas que se encontraban encima de la mesa de centro.
—Al menos tenemos velas— Kazutora se encogió de hombros.
