TN la heredera de un negocio familiar muy interesante.
Cabe recalcar que en esta historia TN es rica, una genio y suele pensar más en si misma que en los demás porque así fue criada. Pero eso va cambiando tras irse enamorando de los chic@s de su Har...
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Ran te miraba desde hace media hora sin decir nada, solo se mantenía de pie en el marco de la puerta observando como curabas las heridas de un chico peli negro que tenía una gran cortada por arma blanca en la pierna, misma que te dedicabas a coser.
—¿Qué pasa? Ran ¿Estas herido?— preguntaste sin mirarlo, no te gustaba que la gente se apareciera sin motivos y te interrumpiera en tu trabajo.
—No, solo quería venir a verte.
—Si es el caso vete, no estoy interesada.
Él se sentía confundido, realmente la última vez que te vio tenía la impresión que él te gustaba, no supo que decir pues no esperaba escuchar esa respuesta tuya.
El de la camilla se quedó mirando la escena divertido, después de todo él sabía quien era ese chico al que rechazabas tan fríamente, tú eras bastante atractiva, sin mencionar que tan joven eras una doctora del bajo mundo así que para él era razonable que mandaras a volar a alguien como Ran.
—¿Qué miras?— le pregunto a tu paciente.
—Lo siento Haitani-sama.
Al escuchar eso pusiste los ojos en blanco —No vengas aquí haciéndote el importante intimidando a mis clientes.
A Ran se le descompuso el rostro, se encontró confundido y no sabía que decirte para que al menos lo miraras como la última vez. No entendía que le pasó a esa chica pero la quería de vuelta.
—Ella te desprecia totalmente— la voz burlona de su hermano lo hizo regresar, pero pronto Rindou terminó siendo estampado contra la pared pues fue empujado por una silueta muy bonita que corría al consultorio.
—¡Mira!— habló la peli plata enseñándote una revista —Lo quiero pero es de edición limitada.
—Utiliza la tarjeta que te di— hablaste siguiendo con la costura.
—No puedo comprarla en línea... tengo que hacer fila en la tienda— ella se veía desanimada, observaste que en la revista la venta sería al siguiente día.
Dejaste la aguja y el sedal de lado al terminar —¿Ran?
Te miró sin esperar mucho.
—¿Quieres que esté agradecida contigo?
Él asintió.
Tomaste un cigarrillo de la mesa y el chico de la camilla se apuró a ofrecerte fuego —Está es tu misión— lanzaste la revista —Trae esa consola de videojuegos de edición especial y yo estaré agradecida contigo. Estaré muy agradecida contigo.
—S-si— asintió tragando saliva.
Senju se acercó a él extendiendo la tarjeta para que la tomara, al verlo distraído la metió dentro de su boca.
