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Aquella tarde había llegado cansado. Muy cansado.
Baji le había ofrecido pasar un tiempo "de caridad" juntos haciendo lo que fuera con el resto del grupo, cosa a la que se negó rotundamente mostrándose bastante demacrado. Había vuelto a quedarse despierto hasta tarde por jugar en su móvil.

Lo primero que hizo al llegar a casa fue ir a su habitación y tumbarse en su cómoda cama a tomar un buen descanso. No se preocupó siquiera por quitarse el uniforme, de esta forma cayó plácidamente en los brazos de Morfeo.

No había nadie en casa. Sabrá Dios dónde se encontraba el abuelo, Emma posiblemente en casa de una amiga, Shinichiro en su taller de motocicletas muy probablemente acompañado de Izana. En casa reinaba un silencio que agradecía bastante, esto fue un factor para que su sueño fuera inmediato y bastante prolongado.
Por suerte era Viernes y podría posponer sus tareas para la mañana siguiente.

Ahora mismo tampoco quería despertar, estaba teniendo un sueño que, si se lo preguntan, lo catalogaría como maravilloso.

⪼ Su sueño consistía en él sentado en la orilla de un pequeño acantilado observando la iluminada ciudad de Shibuya presenciando un precioso atardecer. El cielo pintado con hermosos colores cálidos y nubes blancas como el algodón, aves cruzando aquel bello lienzo puro.
El viento golpea su rostro con suavidad, causando que sus cabellos cenizos danzaran en el aire al ritmo de una inexistente melodía. Cierra los ojos sintiéndose pleno y tranquilo.

─ ¿es un buen sitio, verdad? ─la voz de Natsuki rompió el silencio.

Giró un poco la cabeza hacia el chico que yacía de pie a su lado vistiendo de una forma bastante casual: una camiseta blanca con una chaqueta de cuero negra encima, pantalón de mezclilla oscura y zapatillas negras. Su cabello atado en una pequeña coleta dejando a mejor vista sus piercings. Por un momento se quedó embobado en el reflejo de colores sobre el tranquilo rostro del pelirrojo y la sonrisa que le obsequiaba.

─ sí, bastante tranquilo y unas buenas vistas ─habló apenas salió de su ensoñación.

Palmeo el suelo a su lado invitando al más alto a sentarse, cosa que hizo sin rechistar.
Relajó su cuerpo buscando no parecer tan obvio cuando sus hombros chocaron.

─ traje dorayakis, ¿quieres? ─el ruido de la bolsa de papel inundó su sentido auditivo.

No necesitó responder, al segundo ya tenía la bolsa entre sus manos y devorando aquel dulce.
¿De dónde los sacó? Eso realmente no era importante en ese momento, el dulce invadió sus papilas gustativas y era lo único que tenía en mente.
Escuchó una suave risa por parte de Natsu al verlo comer de forma apresurada las golosinas.

─ quiero que sepas algo, Mikey ─habló de forma tranquila haciendo que su atención se dirija a él. Magia que sólo Satou podía hacer.

─ ¿qué pasa? ─tenía las mejillas manchadas del dulce de judía, haciéndolo ver diminuto.

─ tú me gustas, bastante de hecho ─alzó su mano hasta llegar a la mejilla del más bajito y limpiarla.

Los ojitos negros de Mikey brillaron y sus mejillas tomaron un ligero color rosado, haciéndo que fuera más notable con ayuda de los cálidos colores del sol ocultándose. La sonrisa de Natsuki se ensanchó más, su mano tomó posesión de su mentón acercando sus rostros de una manera muy lenta, torturosa para el rubio cenizo.

─ deberías despertar ya ─susurró cuando sus narices rozaron.

Manjiro hizo una mueca totalmente disgustado.

─ no quiero despertar. ─

─ tienes que hacerlo, has dormido bastante ─se inclinó lo suficiente para dejar un rápido beso en su mejilla, muy cerca de sus labios. ⪼

𝐒 𝐄 𝐂 𝐑 𝐄 𝐓 | 𝘚𝘢𝘯𝘰 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰; 𝘔𝘪𝘬𝘦𝘺「✔」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora