3: ¿Puedes venir a buscarme?

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El resto del día fue todo muy incómodo, Shang Qinghua no era tan despistado e inocente para no sentir la tensión sexual no resuelta entre Mobei Jun y él. Había escrito un montón de novelas homoeróticas para saber lo que estaba pasando. Cuando la jornada laboral terminó, Shang Qinghua guardó sus cosas y salió rumbo a los ascensores, Mobei Jun le alcanzó allí.

― Ven conmigo ―ordenó el mayor, apretando el botón de cerrar puertas cuando estas se abrieron en el primer piso; el ascensor bajó al estacionamiento.

Shang Qinghua lloró internamente, siempre los homicidios y los secuestros ocurrían en los estacionamientos. Mobei Jun abrió la puerta del Camaro.

― Súbete.

― ¿Señor?

― Te llevo hasta tú hogar.

¿Quién era el para rechazar tamaña oferta? Se ahorraba el pasaje de vuelta y podría llegar más rápido para seguir viendo su dorama. El viaje fue lo más incomodo que pudo haberle pasado alguna vez a Shang Qinghua, después de haberle dicho a sus padres que era gay, pero esa es otra penosa historia. ¡Ni siquiera ponía música!

― ¿Puedes poner la radio? ―preguntó inquieto.

Mobei Jun le miró de reojo y estiró la mano para activar en la pantalla del auto, la radio. Esta sintonizó al azar, reproduciendo un tema del grupo Monsta X. Qinghua saltó entusiasmado, comenzando a tararear y hacer con las manos los pasos de baile. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, escondió las manos entre sus muslos apretándolas, avergonzado murmuró:

― Lo siento, me gusta ese tema.

Mobei Jun no dijo nada; subió el volumen de la música.

― Llegamos ―dijo deteniendo el auto frente al edificio.

― Oh ―que rápido. Se había pasado todo el camino soñando despierto, imaginándose a su jefe y a él en escenarios épicos y sucios― Bien, me bajo. Muchas gracias por traerme a casa...Dawang.

Mobei Jun asintió. Shang Qinghua estaba por cerrar la puerta cuando escuchó su nombre, Mobei Jun estaba acariciando con los pulgares el borde del volante.

― Qinghua ―dijo sin mirarlo― si necesitas algo, cualquier cosa tienes mi número personal.

― Lo sé. De nuevo, muchas gracias por traerme.

El auto se perdió en la distancia, alejándose por el horizonte anaranjado. Shang Qinghua suspiró aún observando por donde se fue Mobei Jun.

¿Qué le estaba pasando? No podía estar considerando aceptar el acuerdo matrimonial. Estaría cometiendo el mismo error de sus padres, atrapados en un matrimonio infeliz por acuerdo previo. Él era más inteligente que eso, por eso nada más sus padres quisieron concertarle citas arregladas, tiró la bomba. Prefería ser la deshonra de toda la familia que vivir siendo miserable, aunque eso le costó la sentención: el dinero que le enviaban sus padres para mantenerlo mientras estudiaba.

Pero...

Le gustaba Dawang, le gustaba mucho. Era el tipo de hombre ideal con el cual se masturbaba en la soledad de su cama. Tenía imágenes pegadas en el techo de personajes de videojuegos fuerte y musculosos, con enormes pectorales; un fetiche personal de Shang Qinghua, era poder enterrar la cara en un par de hermosos pectorales.

¿Dawang los tendría así?, ¿hará ejercicio?, ¿levantar pesas?

[ᕙ( ͡ ͜ʖ ͡)ᕗ]

Pero no podía estar con una persona sin sentimientos de por medio, seria subirse a un bus sin frenos esperando a estrellarse. Definitivamente tendría que rechazar a Mobei Jun.

𝔾𝔸𝕄𝔼 𝕆𝕍𝔼ℝDonde viven las historias. Descúbrelo ahora