15: Okey, me destrozará el culo

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Cuando Shang Qinghua despertó descubrió que era tarde. Muy tarde. Y la cosa sexy que tenía por marido ya se había ido al trabajo sin él.

Refunfuñando y corriendo de un lado a otro, vistiéndose con una dona a medio comer en la boca. Se aplicó algo de perfume antes de salir apurado del enorme apartamento. Esto no parecía ser diferente a cualquier día cotidiano de Shang Qinghua.

Entró casi a tropezones al piso de Mobei Jun, descubriendo a otros empelados removiendo sus cosas del escritorio. Esto lo desconcertó.

― Pero qué... ¡Qué están haciendo con mis cosas! ―vociferó Shang QingHua, haciendo que varios pares de ojos voltearan a verle.

― Emm, ordenes de jefatura ―murmuró una chica sorprendida de verlo allí.

― ¿Cómo? ¿Mobei Jun ordenó esto?

No podía creerlo. ¡Hasta habían sacado la placa con su nombre! Iracundo entró hecho un torbellino a la oficina de Mobei Jun quien estaba en una conferencia telefónica.

― ¡Tú ordenaste que me sacaran! ―Entró gritando.

Mobei Jun colgó la llamada y le vio ceñudo, disgustado.

― ¿Qué haces aquí?

― ¿Cómo que, que hago aquí? ―Abrió los ojos exaltados―. ¡Este es mi trabajo!

Mobei Jun suspiró y se sobó el entrecejo.

― Qinghua, no necesitas venir. Ahora estamos casados.

Shang QingHua levantó una ceja, chocado por las palabras de Mobei Jun. Como si esa frase pudiera explicar tales acciones. Se sobó ambas cienes e inspiró profundo, controlando su rabia. Toda su mañana iba mal: primero, su marido no lo despierta; segundo, no desayunó y la dona no cuenta y tercero, tuvo que tomar el autobús, ya se había acostumbrado al auto deportivo de Mobei Jun y el buen olor de este.

― ¿Por qué piensas que, por estar casados, yo no debería venir a trabajar? ―preguntó observando la reacción del otro.

Mobei Jun frunció el entrecejo, parecía desconcertado.

― Pensé que querrías quedarte en casa ―dijo simplemente.

― ¿Y por qué pensaste esto? ―Parecía como si estuviera hablando con un niño muy crecido, pensó QingHua.

― Creí que querrías dormir hasta tarde y jugar videojuegos. ―Mobei Jun relajó la postura, recostándose contra la silla giratoria.

Shang QingHua parpadeó.

― Pero...No puedo estar todo el día haciendo nada ―respondió aún impactado por la reflexión de Mobei Jun.

― ¿Quién lo dice? ―Esta vez fue Mobei Jun quien levantó una ceja.

― ...La sociedad ―resopló. «Está conversación no está yendo a ningún lado», pensó―. Okey, ignora eso. Pero en base a mis convicciones, mi moral y aquella voz en mi cabeza, que dice que no puedo estar de vago y mantenido todo el día; debo trabajar.

― Yo me hago cargo de ti. ―Mobei Jun no se veía contento.

― Lo haces sonar como si fuera un niño. ―Quitó algunos mechones de la cara―. No puedo no trabajar, Mobei Jun.

Esta vez el mayor se levantó y se paró frente a Shang QingHua, se veía intimidante. Temió que iniciara una discusión en la oficina.

― No puedes trabajar y estudiar al mismo tiempo ―dijo severo―. No lo permitiré. QingHua solo debe preocuparse de estudiar y terminar su carrera.

𝔾𝔸𝕄𝔼 𝕆𝕍𝔼ℝDonde viven las historias. Descúbrelo ahora