Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 17

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Complejo de los Vengadores, Nueva York.

Al día siguiente Meghan estaba en la base terminando de guardar sus cosas, quería irse una temporada con su hermano, ella creía que era lo mejor, a lo mucho 1 mes, el complejo de los vengadores era su hogar.

Su hermano se encontraba con Rhodes, estaba en rehabilitación por una mala caída durante la batalla...

La batalla... le dolía recordar todo qué pasó después de eso.

Axel había viajado rápido a Los Ángeles por unas cuestiones familiares y después de insistirle mucho que lo acompañara, ella declinó la oferta, no se sentía de ánimos y tampoco quería arruinar el viaje de su amigo.

Camino a la habitación que pertenecía al capitán America, miro todo con lágrimas en los ojos, todo estaba como l última vez que estuvieron ahí.

Recorrió todo el lugar, se sentía tan herida y traicionada que lo único que quería era destruir y quemar todo ahí, pero lo único que hizo fue desplomarse.

Pese a todo lo que le había hecho, las mentiras, principalmente, aún lo amaba y mucho eso le dolía horrores, no deseaba seguir sintiendo cosas por el, pero era inevitable

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Pese a todo lo que le había hecho, las mentiras, principalmente, aún lo amaba y mucho eso le dolía horrores, no deseaba seguir sintiendo cosas por el, pero era inevitable.

No podía creer cómo habían terminado las cosas y una parte de ella rogaba porque eso solo fuera una pesadilla, pero para su desgracia no lo era, Steve, Natasha, Wanda y Sam se habían ido, Clint y Scott estaban detenidos, su familia estaba rota.

Una parte de ella no quería culpar de todo al sargento James Barnes. Pero el mató a sus padres, pese a que hubiese estado bajo los efectos de HYDRA, convirtiéndolo en el Soldado del Invierno, no quitaba el hecho que lo hiciera.

— Lo sabias, Steve, maldición, eran mis papás, se suponía que no iban a tardar mas de una semana en volver — gritaba, pero su voz perdía intensidad — nunca los volví a ver, NUNCA.

— Meghan... — susurró temeroso.

Meghan negó mientras se limpiaba las lágrimas, ya no valía la pena, Steve ya no valía nada para ella, ya iba una semana desde que se fueron, y hasta ahora nadie sabía del paradero de ellos.

Salió de ahí y empezó a empacar sus pertenencias, quería salir de ahí. Le llegó un correo electrónico a su celular, frunció el ceño, era un remitente desconocido. 

Querida Meghan,

Se que tú ibas a sacarme de esa prision, pero Steve apareció y nos libero de una forma rápida y... menos legal, huir es la respuesta más lógica ante ello.

Soy una criminal, soy una fugitiva, lamentó el daño que te estamos haciendo y lamentó que te enteraras de esa forma quien mató a tus padres (Steve nos contó), justo ahora estoy muy molesta con el, no debió ocultarte eso, quisiera estar contigo y abrazarte muy fuerte.

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