Las cosas no habían cambiado mucho, Tony y Meghan continuaban viviendo en el complejo de los Vengadores. Una parte de ellos no podía desprenderse de ese lugar.
Meghan había estado involucrándose con Industrias Stark, era el patrimonio de su familia y de alguna forma le servía para librar un poco esos pensamientos que la atormentaban.
No quedaba ni una pizca de alegría en la chica. Meghan se encontraba en su habitación arreglándose para salir.
— ¿Nuevo look? — preguntó en tono dulce Pepper Pots.
Meghan la miro.
— ¿Te gusta?
— Te ves preciosa, cariño, te sienta bien el pelo corto.
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Se concentró en acomodarse adecuadamente su cabello.
— ¿Saldrás? — preguntó Pepper.
Meghan la miro por el espejo y asintió.
— Pensaba salir un rato.
Pepper asintió.
— Tenía la esperanza que fueras a cenar con Tony y conmigo — respondió sonriendo.
Una sonrisa que desde luego no correspondió la chica.
— Lo siento, Pepper — se disculpó — no tengo ánimos de cenar...
Pepper sonrió triste y asintió.
— ¿Sabes que cuentas conmigo siempre? — preguntó ella.
Meghan la miro y asintio.
— Lo se, pero lo que menos quiero es hablar con alguien.
Pepper asintió decaída.
— Cualquier cosa nos hablas al celular. Estaré al pendiente.
Meghan asintió sin mirarle. Pepper suspiró y se fue de ahí.
Volvió a mirarse en el espejo y aunque se había cortado el cabello y se miraba muy hermosa; ella no se sentía así, se terminó de pintar los labios y agarró una bolsa para llevar sus cosas.
Miro el celular que Steve le había enviado por correo días atrás, después de unos segundos que parecieron eternos, lo tomó y lo arrojó a su bolsa, aún sin comprender mucho porqué lo había hecho.
Tomó las llaves de su auto y fue hacia la fiesta a la que su amiga Brooke la había invitado el día anterior.
Brooke Davis era una pelirroja muy agradable, Meghan la había conocido en el club al que fue por primera vez hace un mes, la chica le tomó tanta confianza y fue muy agradable con ella que le fue prácticamente imposible ser grosera con ella.
— ¡MEGHAN! ¿Te cortaste el cabello? — preguntó sonriente — te ves preciosa.
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