6. El regalo

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Pido disculpas si hay errores, luego los corregiré cuando concluya la historia.

¡Disfruten!

***

Al bajar las escaleras, lo primero que vislumbré fue una caja de regalo muy grande para ser solo un obsequio pequeño, así que lo primero que hice fue ver a Axel, confundida.

—Ábrelo—pidió, miré a mamá que asintió para que me animara a hacerlo.

Caminé hasta la caja, me puse en cuclillas y quité la tapa lentamente. Respingué cuando una cabeza apareció en mi campo de visión y juro que casi me suelto a llorar de haber sido si no estuvieran personas presentes.

—Feliz cumpleaños—sonrió mamá junto con Sam y Axel.

—¡Dios, es precioso! —exclamé cargando al perrito Golden Retriever color café. A penas era un cachorrito y eso lo hacía más adorable.

El perrito traía puesto en su cuello una corbatita junto con un collar que decía Siro y en la parte de atrás de la placa, se encontraba toda la información de él.

—Es todo tuyo, princesa—Axel me revolvió el cabello como era costumbre.

—Muchas gracias—apretujé a mi perrito, besándolo muchas veces en el proceso.

Era tan adorable que podría morir de ternura.

—Hoy conocí la envidia—murmuró mi mejor amiga suspirando.

—Bueno, yo no sé, pero en mi cumpleaños me tienen que dar lo que yo quiero—Diego habló acariciando las orejitas de Siro, este lamió su mano y mi hermano rio.

—¿Y eso es? —mamá y Axel hablaron al unísono, alzando las cejas.

—Quiero un viaje a las Bahamas—dijo, decidido, entonces mi mami, Sam y yo quedamos en shock por la petición del menor.

—Me estás jodiendo, ¿cierto? —la pelirroja abrió demasiado los ojos.

—No—se cruzó de brazos, enfurruñado.

—Todo menos eso, Diego Thomas—nuestra madre puso los brazos en jarra con el ceño fruncido.

—¿Por qué no, belleza? —ahora era Axel el que tenía el entrecejo fruncido.

—¡Porque es mucho! —se alteró.

—No—negó rodeando su cintura y solté un suspiro vergonzoso porque, por un momento, yo quería estar así en los brazos de otra persona—. No es mucho, para mí no.

—Esto es la puta gloria—bufó la pelirroja acomodando un mechón de mi cabello.

—Y no lo disfrutan—concordó el hombre de mamá.

—Sabes lo mucho que me molesta depender de ti y no quiero que hagas tal cosa. Hiciste mucho con traernos acá

Axel bufó como toro y reí bajito para que nadie escuchara.

—Tantos años y sigues con lo mismo, Kira.

—¡Bueno, bueno! —Diego aligeró la tensión que se había creado—. Ya no quiero un viaje a las Bahamas, mejor quiero un IPad—sonrió, aunque sabía que el viaje lo había ilusionado, pero Diego no haría nada por solo ver a mamá tranquila.

Le di Siro a Samanta y rodeé a mi hermano en un abrazo de lado, siempre lo hacía, así que no iba a resultar para nada extraño.

—¿Ves? Eso es algo que si se te puede dar—nuestra mamá se salió del agarre de Axel y caminó hasta perderse en las escaleras.

Exceeding Limits |Libro 1| |BORRADOR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora