7. Besos de buenas noches

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Los labios de Adrián se movían como si no hubiera un mañana. Su boca se sentía suave y cálida contra la mía que por un momento no quise separarme nunca, solo que si lo tenía que hacer porque no sabía cómo mover la boca para besarlo.

No sabía besar y, para no pasar la vergüenza de mi vida como babearlo o algo, me separé empujándolo, pero solo lo moví un centímetro por ser tan pequeña y él tan grande.

Carraspeé con las mejillas rojas y viendo toda cosa que no fuera él.

Entonces lo capté.

Me. Había. Besado. Con. Adrián.

Gran descubrimiento, en serio.

Y lo peor, era que me había apartado solo por no saber cómo mover los labios.

Mordí mi labio inferior conteniendo la vergüenza y alcé la cabeza para verlo; él estaba sereno, se pasaba la lengua por los labios y su pelo estaba un poco alborotado. Seguía con la respiración agitada y me di cuenta que yo contenía la respiración cuando sentí que ya no podía respirar.

—M-me b-besaste—rompí el silencio, miré a los lados para ver si venían paparazzi, pero no había nada. Solo estábamos los dos en medio de la calle y de media noche.

—Sí, es lo que hice—afirmó.

Sabía que el beso había sido una distracción, no obstante, me había emocionado porque hubiera optado con otra cosa y no besarme. Era mi primer beso... bueno, segundo si contamos con el que me dio en Halloween.

—¿E-eso q-quiere decir que ahora s-somos... n-novios? —cuestioné con las mejillas rojas de la vergüenza.

¡¿Qué dices?! ¡Eso no lo tenías que decir!

¡¿No?!

¡Claro que no!

Volví a poner atención al chico frente a mí; él estaba con el ceño fruncido, a mi parecer estaba confundido y eso me dijo que lo había jodido todo.

Como siempre, Camila Jones pasando vergüenza.

—¿Novios? —ladeó la cabeza.

—S-sí—asentí retorciendo los dedos—. Ya sabes, eso—rasqué mi cabeza—. Besarse, agarrarse de las manos, abrazarse, salir... ser una pareja—expliqué.

—Camila, sé qué significa la palabra «novios».

—Ah.

—Sí, y por besarnos no significa que lo seremos.

—Oh—me punzó el corazón, y para no dejar ver mi dolor, reí—. C-claro, s-solo bromeaba. Je, je.

Salí de su agarre y caminé hasta estar a la orilla del andén, ya lista para decirle que me fuera a dejar a casa, pero antes de poder reaccionar, otra vez me encontraba acorralada entre la pared y sus brazos.

Está vez rodeó mi cintura con ambos brazos, apretándola en el proceso y yo para poder sostenerme porque me encontraba de puntitas, posé mis manos en sus hombros.

Aun de puntas, no lo alcanzaba.

Estaba un poco perpleja de su arrebatamiento, porque decía una cosa, luego otra y eso solo hacía confundirme mucho más.

Ya no sabía si creerle de que estaba loco por mí o solo era un juego.

—¿Eso es lo que quieres? —me dio un casto beso, sorprendiéndome. —. ¿Mhm? — apretó más su agarre.

—¿Q-qué cosa?

—¿Ser novia mía?

«¡Si, si quiero!», quise decirle, pero yo tenía dignidad y no iba a dejar ver mi enamoramiento después de que me hubiera hecho sentir mal.

Exceeding Limits |Libro 1| |BORRADOR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora