Parqué el coche a una distancia prudente del lugar para evitar dañarlo por si la cosa se ponía fea.
-Ahora sí, dime que carajos sucede- exigió Cas en un tono bastante molesto mientras Caminábamos.
-Con gusto te lo diría si supiera, querido. Gumi solo dijo que me necesitaba y aquí estoy...
Entramos a una pequeña tienda hecha de madera, se notaba que el lugar era antiguo pues la madera del piso crujía y las paredes tenían huecos que obviamente eran de golpes gracias a las millones de peleas realizadas ahí.
-Tiempo sin verte chica- me dijo la dueña del lugar, yo la llamaba Esperanza porque eso era lo que veía en sus ojos: esperanza de una vida mejor.
-Pues que no he podido venir, me han quitado el auto- rasque mi nuca nerviosa, ella era intimidante pero ya saben, las apariencias engañan.
-Espero que no me habéis cambiado por un lugar más refinado, no encontrarás mejor licor que el mío- se separo del mostrador y abrió una puerta que daba a una posada.
-Tu amigo esta en la sexta de arriba, tened cuidado con los borrachos que hoy andan agresivos.
-Vale, gracias Esperanza- y la abracé, ella sonrió. Amaba eso.
La estancia del lugar era fétido y desaseados, habían ebrios y botellas vacías tirados por todo el lugar. Odiaba aquello. Subimos a paso rápido por las rechinantes escaleras hasta llegar a la antepenúltima puerta que tenía un 6 pintado, y entramos.
-Llegaste!- Gumi corrió a abrazarme en cuanto puse un pie dentro de la habitación- Lamento ser tan repentino y escandaloso pero deberás necesit...¡Castiel!- apenas se había percatado ahora de su presencia- ¿Qué haces acá?
-Idiota, vine a ayudarte a lo que sea que necesites.
-Muy bien, muy bien...Hay un tipo, quiere matarme porque me tiré a su esposa, a sus hijas y a su hermana y le debo dinero a Esperanza pero eso es un por menor...
-¡¿QUÉ?! Takumi Nakamura eres un maldito bastardo inconsciente!
-Bro, por lo menos las tías estaban buenas? Digo, para que te hayas metido en ese lío es por algo...
-Castiel!!- le reprimí y Gumi rió.
-Son las mejores güeras que me he tirado- dijo con orgullo
-Mierda, hombres- suspire- ¿quieres que te saque inadvertido, cierto?
-Sabía que comprenderías Charlie!- me abrazo de nuevo.
Hice entrar a Cas y cerrar la puerta con seguro tras de sí. Me cambie la playera con Gumi, le di mi gorrito y CJ su sudadera, ya estaba cayendo la noche así que eso nos facilitaría el trabajo. Por suerte en mi bolso tenía delineador negro y algo de pintura facial así que lo convertí de un adorable asiático a un asaltador británico con insomnio.
-Mierda Charlotte, no sabía que podías hacer eso- me alabó Cas, sorprendido de mi arte con la pintura facial.
-Yo sí, ella es asombrosa; me ha sacado de miles con esto- presumió el reciente británico.
-Ya dejad de alabarme. Vámonos de aquí- metí todo a mi bolso de nuevo y bajamos las escaleras lo más sigilosos posible.
-Oye tú, la niñata de cabello blanco
-Qué?- respondí de mala gana
-No quieres tener el placer de estar con un hombre de verdad?- su manera de hablar me molestaba, detestó a los ebrios lujuriosos.
-Oh, joder, callate maldito gillipollas- y seguí caminando, casi llegaba a la puerta cuando sentí como me cogían del brazo con fuerza.
-Cómo me has dicho maldita perra?! Te enseñaré a respetar a los hombres, guarra!
Desprendió la pretina de su pantalón y tomo mi pecho derecho con tal fuerza que me hería. Justo cuando él estaba apunto de bajar mis jeans Cas y Gumi lo golpearon: en el rostro y en las bolas. Cayó al suelo y continuaron golpeándolo hasta que la sangre brotó.
-Esto...es...para...que...aprendas a no tocar...niñas- exclamaba Cas jadeante entre golpe y golpe.
-Muerete animal- gritaba Gumi.
Luego de unos momentos ambos se levantaron dispuestos a correr hacia el auto hasta que el tipo se levantó escupiendo sangre y les retó.
-Críos estúpidos, eso no me ha dolido ni un pelin. Quien os enseño a golpear? Una flor?- todos a nuestro alrededor rieron. Cas gruño
-Infeliz...- y le clavo un puñetazo en la boca
Gumi me cogió de la mano y susurró "vámonos" y corrimos dejando atrás a CJ, subimos al auto y encendí el motor.
-Arraca ya, Charlie!
-No! Castiel no esta y no nos iremos sin él!
-Confía en mí- y me lanzo una mirada de suplica- solo debes salir del estacionamiento.
Así lo hice, esperé unos segundos y luego escuche el sonido de un disparó
-Mierda, ¡Castiel!- las lágrimas me comenzaron a salir, el dolor, la tristeza y el pánico invadieron mi mente y tuve un ataque de ansiedad.
No supe el momento que entro al auto hasta que me grito:
-Conduce, maldita sea, conduce!
-Charlie! Ya, hazlo!- me sacudió Gumi y acate la orden.
Acelere a más no poder y me dirigí al lado opuesto de la ciudad, el sol ya se había puesto y quedamos a expensas de la noche. Estando lo suficientemente lejos me aparque al lado de la carretera, baje del coche y me eché a llorar.
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Caprichos Sentimentales
RomanceUna adolescente que no logra comprender sus sentimientos, chicos lindos que son sus amigos, una hermanastra detestable y problemas psicológicos/de carácter son los componentes que dan forma a está historia algo absurda pero envolvente -o eso creo- e...