Capítulo 11: Cosas Malas por Doquier

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-Oye, ¿puedo fumar?- pregunté con el tono de más dulce que mi áspera voz  puede producir.

-No, sabes que odio ese puto olor- Dam estaba de mal humor, cosa muy extraña en él

Nos encontrábamos sólos en su apartamento, él jugaba Call Of Duty mientras yo asaltaba su alacena.

-Qué os ha sucedido?

-Nada

-Joder tío, acaso no confiáis en mí?- me senté a su lado en el sofá- Es algo sobre Arya?

-Ella- frunció el ceño, bajo el rostro y las lágrimas brotaron - terminó conmigo.

Lo abracé y besé su mejilla, quedamos en silencio hasta que él se tranquilizo.

Teníamos 6 meses de conocer nos apenas y aunque cuando se presento lo deteste, comprendí con el tiempo que Damian es un chico guay y bastante agradable solo hay que saber comprenderlo.

-Sólo me dijo "Esto ya no funciona para mi, Damian, vete a la mierda"

-Ella es una guarra, no vale la pena

-No le digas así!

-Pero lo es, ve que dejarte por el crió rubio no es de bien

-Quién?!- se levantó de forma brusca y fundió una mirada llena de ira en mi.

-Ouh, creo que la he cagado- rasque mi nuca- Arya te engañaba.

-Lo sabías y no me dijiste?! Por qué?! Acaso disfrutabas ver mi estupidez?- comenzó a elevar la voz- Te parecía gracioso observar como ella jugaba con mis malditos sentimientos?! ES ESO?!

-L-lo s-siento- me sentí tremendamente mal como si un cuchillo atravesaba mi pecho y él se percato de mi pesar casi de inmediato

-Mierda- se acercó- no has hecho nada malo, disculpame por elevarte la voz.

Y el momento que Dam iba a besarme la mejilla gire mi rostro y nos besamos.

-Yo...yo...yo...yo...-mi rostro pálido ahora era tan rojo como un tomate.

Él estaba ligeramente sonrojado pero sus expresiones eran de asombro. Tomó mi rostro entre sus manos y volvió a besarme: dos, tres y cuatro veces más. Sus labios eran suaves cual algodón egipcio y sabían a chocolate, amo el chocolate.

Se separó de mí preocupado y nervioso

-Fue un impulso, yo no debí...entiendo si me odias otra vez- le abracé-

-No podría, eres genial- nuestros labios nuevamente se unieron- y un gran besador.

Todo a nuestro alrededor se esfumo y sólo eramos Damian y Yo en el mundo; nada más importaba, nada más valía. No nos percatamos de la presencia de Castiel sino hasta que nos gritó lleno de perplejidad:

-Qué carajos hacen?

-Cas- me volteé rápidamente y sentí como casi me caía

-Saben que tienen suerte, cierto? Ben iba a subir para buscar mi chaqueta pero le insistí que yo mismo vendría... Si él los hubiera visto tendríamos problemas- Dam fruncio el ceño

-Ben me la mama- lo observé un tanto sorprendida por su comentario- Qué?- refutó con molestia- Él no es tu novio ni dueño para que se planté a decirme algo, ¿o sí lo es?

-No...

-Entonces sí- se dirigió molesto a CJ- Ben me la puede mamar. Si le molesta tanto que tenga huevos y le diga a Charlotte su obsesión por ella- depositó un tierno beso en mi mejilla- te veo luego querida, cuidate.

Me sonrió dulcemente antes de encerrarse en su habitación. Tenia una mezcla de alegría, nerviosismo, tristeza e ira. Cas cogió su chaqueta de cuero, me la tiró sobre los hombros, paso su brazo izquierdo por mi cintura y me llevo a casa.

Menuda mañana la que pasé ese día.

(...)

-Hola Charlie. Te han traido un regalo y lo he dejado en tu habitación- dijo mi padre desde el sofá en el momento que entré a casa luego de un aburrídisimo viernes de colegio.

-Oh, vale padre. Gracias- y subí a toda prisa.

He estado recibiendo cantidad de obsequios desde hace ya 6 meses entre los que van rosas, chocolates, peluches, más rosas, sudaderas, discos de vinilo, cd's de música, cómics, Vans e incluso un skate. Ansiaba ver lo que "mi admirador secreto" me había comprado ahora.

Al abrir mi habitación Marissa estaba dentro y mi obsequio en sus manos: un conejito blanco; también había una jaula para mi nueva mascota e implementos para su cuidado.

-Monisimo, eh? Le pondré Justin- esa perra intentaba robarse mi obsequio pero claro que yo no lo permitiría

-Es mío

-Ya no más, alguien tan sosa como tú no merece una cosita tan mona como esta- acaricio el lomo de Soul (sí, ese seria su nombre) así que me acerque a ella y le di una cachetada. Ella me miro con miedo y consternación.

-O me lo devuelves y te vas o te afrontas a las consecuencias, maldita desgraciada- el terror en sus ojos me produjo placer, un placer que solo había sentido una vez en mi vida...

Tiro a Soul al suelo y salió corriendo.

Mi conejillo chillo de dolor, tanto como lo haría ella cuando también le rompa la pierna.

Caprichos SentimentalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora