Capítulo 12: Quiero Estar Contigo, Eso Es Todo

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Mi padre me llevo al veterinario para curar la patita de Soul ya que mi inepta hermanastra se la había roto. Estaba cansada que cada cosa buena ella lo arruinara y cada cosa mala la empeorara, así que decidí mudarme con mi madre y mi hermanito. De camino a casa se lo comente a mi padre.

-Oye, he estado pensando en algo- acariciaba el suave pelaje blanco de Soul

-Eso es peligroso, cuidado sociedad- bromeo mi padre, yo reí

-Ya, deberás. Quiero irme con mamá- de repente el auto se detuvo y mi padre me veía con tristeza

-Por qué?

-Es simplemente porque quiero, la extraño sabes? Y a Robbert también.

-Pero podríamos salir los cuatro algún día, no tienes porque irte cariño.

-No desistirás, cierto?- desvíe la mirada, concentrándome en el exterior a través del oscuro vidrio de la ventana del auto.

-Dime la verdad Charlotte- volvió a poner el auto en marcha.

-Odio a Marissa, ya no puedo soportarla más. Arruina todo en mi vida y Soul es testigo de ello. Y si tengo que irme con mamá para quitármela de encima pues bien, lo haré.

Un silencio incómodo gobernó el espacio entre nosotros a partir de ese momento; sabia que mi padre se sentía culpable por haber insistido en que Alanna y Marissa vivieran con nosotros.

(...)

Algunos días después del incidente de Soul, aún contemplaba la idea de mudarme al otro lado del mundo con mi madre, pero no quería dejar a mis amigos. Y en ese momento medite cuantos días sin saber algo de Gumi, lo llamé por videollamada, tenia que verlo y hablar con él.

-Ohayo Charlie-chan!- su cabellera rojiza estaba empapada.

-Oye, pero que te ha sucedido?

-Pues Kat me ha invitado a su casa y hemos estado nadando en su piscina- esos dos se habian hechos buenos amigos, recordé que por eso ya no estaba conmigo y me molesté. Lo quería a mi lado y lejos de ella, odio que se roben mis amigos.

-Ah, como sea- desvíe la mirada- tengo algo importante que platicar contigo

-¿En 10?

-En 5

-Mierda Charlie- rió- me dais un reto pero vale- y mi pantalla se apago.

Me tire a la cama y observe el techo con tal concentración que podrían hacerme un examen sobre ello y sacaría una A.

Tocaron la puerta de mi habitación y me encontré con un Gumi jadeante.

-Tres...es un nuevo récord- cerro los ojos y respiro profundo para dejarse caer en mi puff negro.

-Vaya que sí- reímos- habéis venido en moto?

-La parqué como a 4 cuadras, demasiado tráfico y me necesitáis de carácter urgente, cierto?- me levanto una mirada acusativa y asentí

-Así es. Quiero mudarme con mi madre pero no estoy segura

-Pues si no est...¡¿Mudarte a con tu mamá?!- se levanto de golpe- ¡¿Estáis loca mujer?!

-No quiero seguir en el infierno de Marissa Gomez

-Pero...pero...pero...pero- se revolvía el cabello nervioso y pequeñas gotas de agua me salpicaban- por los siete infiernos, no puedes irte! No puedes dejarnos!

-Takumi, entiende que...

-Lo intento, creéme que lo hago pero no concibo una vida sin ti- las lágrimas amenazaban con salirle- Pero si piensas que es lo mejor y única solución, hacedlo.

-La verdad no sé si lo sea. Estoy desesperada. Ves ese conejillo de ahí- le indique a Soul- esa perra le rompió la pierna.

-Qué le hizo qué a Soul?!- lo vio sobre mi cama con tristeza y lo cogió con cuidado- Mierda, y tanto que me tarde en conseguirlo- musitó y volvió a acostarlo

-C-conseguirlo? De qué hablas Gumi?- sentí un escalofrío recorrer mi pecho y espalda. Su tierna mirada se perdió en el laberinto de los nervios

-Eh? No, lo que quise decir es que...bueno... Y...Realmente...

-Tú me has dado los regalos!- me sobresalté- Todo el tiempo has sido tú!- y me tire al suelo.

-Charlotte!!- Gumi corrió a auxiliarme.

Contemplé su fino rostro sonrojado a centímetros del mío; su respiración agitada chocaba con la mía que era tranquila y apaciguada mientras nuestras miradas concordaban con el aceleramiento de los corazones pidiendo uno del otro. En ese momento ya no era mi adorable Gumi, el tímido japones odiador de niños sucios; era Takumi, un sexy japonés pelirrojo.

-Acaso estáis loco por mí, Takumi?- sus ojos se abrieron cual luna llena e intento decir algo pero ninguna palabra se formo, sólo producía ruiditos.

-Charlotte Elizabeth West- sólo Gumi y Castiel conocían mi verdadero apellido, con el que nací. Mi mente colapso al escucharlo conjugarse con mis nombres otra vez- Eres inteligente, audaz, honesta, solidaria, amable, generosa, alegre- ambos son sentamos; su semblante era tranquilo ahora, yo lo veía con suma atención escuchando y estudiando cada una de sus palabras- suspicaz, deductiva, gentil, monisima, independiente, libertaria, revolucionaria y demasiado hermosa para creerlo. Claro que estoy loco por ti- me vio- Y quiero reír, bailar, cantar, saltar muros caminar, correr, invadir propiedades privadas, gritar, saltar, poner en riego mi vida, besar, abrazar, beber y disfrutar de la vida pero contigo. Yo quiero estar contigo.

Su móvil sonó, contestó con voz serena:

-Kat! Qué? Oh, no, no le sucede nada. No estamos haciendo nada, tranquila- y salio al pasillo para hablar con ella.

Empezaba a detestar a Katherine Ann.

Caprichos SentimentalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora