4°To

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TAEHYUNG

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TAEHYUNG

Mi visitante misterioso trató de
retorcerse para salir de debajo de mí,
pero lo cubrí completamente, sujetándolo a la cama. De ninguna manera lo dejaría ir hasta que le diera el Gran O Número Cuatro. Así que empujé dentro de el, literalmente aprisionándonos juntos. Dios, se sentía bien. El apretado, húmedo y caliente ajuste de su abertura era nirvana puro.
No creerías que el interior de un doncel pudiera sentirse tan diferente al de otros. Pero era así. Santa mierda, el es diferente.

Se sentía mejor que cualquier otro chico que me dejó entrar a su cuerpo.
Afiancé mi agarre en su sedoso cabello, porque tenía que aferrarme a algo y también porque me encantaba la forma en que parecía excitarlo. Luego empecé a empujar con más intensidad. Dejó salir un sonido de sorpresa y jadeó más fuerte, cada vez más cerca de ese siguiente orgasmo por el cual estaba tan hambriento de reclamar. Podía decir por la tensión en cada músculo de su cuerpo, que se hallaba a segundos de correrse. Cuando echó la cabeza hacia
atrás, hundí los dientes en los músculos fuertemente tensos de su hombro,
deleitándome con su cercana explosión. Se escuchaba bien al venirse. Muy bien.

—Supe desde el segundo en que entraste en esta habitación que no eras
LuHan —murmuré en su oído, y luego presioné los labios contra su sien porque el olor familiar de su cabello hacía que mis bolas se tensaran—. Pero eso está bien. Me gusta follar a un desconocido. —Sin embargo, eso era mentira, ya que para nada lo sentía como si follara a un desconocido. Lo que me gustaba era imaginar que pudiera ser quien yo quería que fuera, no quién era realmente. —No saber quién eres solo lo hace más caliente. —Imaginar que era Hoseok era lo que lo hacía más caliente. Y solo así, el se vino. El pequeño músculo caliente apretando mi polla se estremeció y estrechó, y no pude contenerme. Me vine en el, moliendo mis caderas en su trasero mientras me introducía tanto como podía y dejaba ir todo. Enterró su cara en mis sábanas y gritó.

Sentí surgir mi propio gemido, por lo
que mordí la parte trasera de su hombro de nuevo y deslicé las manos por sus brazos hasta que llegué a sus dedos mientras se agarraba de las sábanas. Luego cubrí sus manos y agarré las sábanas junto con el. La tormenta nos recorrió, y lo sostuve de esa manera mucho después de que terminó. Quería besarlo. Quería colocarlo sobre su espalda para poder presionar mi pecho contra el suyo y sellar mi boca en la suya, separar sus labios y humedecer mi lengua contra la suya. Quería saborearlo y compartir nuestras próximas mil respiraciones juntos. Lo cual me asustó hasta la medula. Porque nunca quise besarlos. No era así de dulce y tierno con ellos. Y eso significaba que sabía que el era diferente. El era… Se movió debajo de mí.

—Bájate.

—¿Qué? Auch. Mierda, chico. —Hizo su trasero hacia atrás, sacándome de su interior y golpeando mi estómago. No dolió pero me sorprendió lo suficiente para levantarme—. ¿Qué demonios? —
Quise llegar hacia el, pero era como un pequeño artista del escape cuando quería serlo. Salió disparado de la cama y se apresuró hacia la puerta mientras mis dedos solo agarraron el aire fresco.

The Perfect Imperfect Kim (VHOPE) Historia 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora