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HOSEOK

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HOSEOK

Cerca de tres semanas después de empezar una aventura con Tae, visité
al doctor a última hora del viernes por la tarde. Había tenido suerte y conseguí
una revisión para uno de los últimos turnos del día, así podía ir después de
clase. En cierta manera, había pensado en decirle lo que necesitaba y que él me
diera una receta médica y quizás algunas muestras gratis de anticonceptivos. Pero aparentemente, esa era una idea delirante. Antes de que incluso supiera lo que pasaba, me encontraba haciendo pis en un recipiente, poniéndome una bata de hospital fina que se abría por delante y poniendo los pies en los horrorosos
estribos. Dios, odiaba las visitas al ginecólogo. Comencé a pensar que se terminaría después de un rápido examen de pelvis y que entonces me darían las píldoras para que pudiera salir y tener sexo sucio y maravilloso con Taehyung. Pero no hubo nada rápido acerca de lo que sucedió luego. De hecho, pareció que el tiempo se ralentizó y los segundos pasaban al ritmo de días enteros. Se sentía como años después, pero solo había pasado una hora cuando caminé por la puerta trasera de la casa de Nam y Jackson, entumecido y estupefacto. Absoluta y aplastantemente entumecido. Ni siquiera estaba seguro de cómo procesar todo lo que me habían dicho. Me hundí en la primera silla que encontré. Jackson me encontró en esa posición unos minutos después, mientras observaba aturdido y conmocionado los dibujos que Yoongi había hecho para ella, pegados en la nevera con pequeños imanes con forma de fruta.

—¿Hoseok? —Hizo una pausa e inclino la cabeza hacia un lado—. ¿Estás bien?
—Asentí sin pensarlo, pero entonces dije.

— No.—El se acercó y tomó una silla cerca de mí.

—¿Qué ocurre? —Cuando se sentó, agarró mis dedos flácidos, los cuales habían estado reposando en mi regazo, y tomó aliento, sorprendido—. Tienes las manos congeladas.

—¿Sí? —Bajé la vista hacia ellas. No podía sentirlas, en realidad, pero se veían pálidas y gomosas en las de Jackson. El intentó calentarlas frotándolas, pero eso solo me hizo querer alejarlas. Así que las alejé. Las acuné en mi pecho, queriendo que permanecieran frías. Sin vida. Muertas. Exactamente como me sentía, como merecía sentirme. Jackson levantó su rostro sorprendido. Abrió la boca, pero luego la cerró sabiamente. No podía soportar herirlo y sabía que retirar las manos lo había hecho, así que me aclaré la garganta.

—Yo... —Sacudí la cabeza. No podía decirlo—. Yo... hoy fui al doctor, para empezar con el control de natalidad. Y...

—¡Oh! —Sus ojos se abrieron mientras presionó una mano en su pecho— Yo... Lo siento. No me di cuenta de que estabas... viendo a alguien. —Pestañeé. Mierda. ¿Acababa de soltar eso? Con el rostro ardiendo, empecé a sacudir la cabeza, pero Jackson levantó sus manos. —Ignórame. Lo siento. No es de mi incumbencia. ¿Qué decías... sobre la visita al médico? —Continué mirándolo boquiabierto.

—¿Vas a decírselo a Nam? —Contuve
el aliento esperando su respuesta.

—Em... —Miró a otro lado; su rostro delataba todas sus incertidumbres. La lealtad a su esposo batallaba contra su lealtad hacia mí—. Yo no... Eso es... No, si prefieres que no lo haga... Estoy seguro de que no es de su incumbencia
tanto como no lo es de la mía lo que haces en tu... tiempo privado, pero... como amigo y como nuevo hermano, sé que me gustaría conocer a tu... joven. —Luego sus ojos se ampliaron como si una nueva idea lo hubiera golpeado. Inclinándose más cerca, bajó la voz—. Hay uno solo, ¿verdad? —Sonreí. En realidad, dejé escapar una risa. El era tan tierno cuando intentaba comportarse y no pasarse de los límites al mismo tiempo que trataba de decirme lo que pensaba.

The Perfect Imperfect Kim (VHOPE) Historia 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora