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TAEHYUNG

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TAEHYUNG

Había una docena de personas alrededor, bloqueando mi camino, pero los esquivé y tomé el brazo derecho de Hoseok antes de que pudiera entrar en el baño.

—¿Qué...? —Se dio la vuelta para enfrentarme, sus ojos abriéndose
cuando me vio. Cambiando de dirección, lo jalé hasta que llegamos a la puerta de la oficina de Jong In. Ni siquiera me molesté en encender una luz. Tan pronto como lo tuve adentro, cerré la puerta y lo empujé contra ella, sujetándolo allí. Luego lo besé. Su boca se aferró a la mía y sus dedos agarraron mi camisa. Nos atacamos uno al otro hasta que tuvimos que separarnos por aire.

—¿Qué demonios estás haciendo, viniendo aquí, vestido así? —le grité y
lo besé de nuevo, duro, sin darle la oportunidad de responder. Mientras metía la lengua en su boca, mis manos recorrieron sus gluteos hasta que las tuve bajo su pantalón y palmeé sus nalgas a través de los boxes. Después de que me las arreglé para alejar mi boca, presioné mi frente con la suya—. ¿Solo querías volverme loco porque sabías que no podía hablar contigo, o tocarte o besarte después de esos jodidos y excitantes mensajes que me enviaste?

—Antes solías hablar conmigo en público —argumentó, incluso mientras pasaba sus dedos por mi cabello y tomaba mi cabeza entre las manos. Entonces me jaló para otro beso. Froté la pelvis contra la de el y lo besé de nuevo, solo para separarme por aire y seguir discutiendo.

—Sí. Antes —murmuré—. Cuando no era jodidamente imposible mantener mis manos lejos de ti. No sé cómo diablos voy a sobrevivir estando de nuevo en la misma habitación contigo y tu hermano, no sin dejar escapar algo. —Hoseok rió.

—Quieres decir algo como esto. —Cuando su mano vagó hacia mi palpitante erección, agarré su muñeca.

—Oh, no, no lo hagas. No jugarás con la varita mágica después de la forma en que coqueteaste con Han.

—¿Qué? —Su exclamación de incredulidad llegó un segundo antes de que me empujara en el pecho—. No coqueteé con él.

—¿En serio? Y, podría haber jurado que te dijo lo bien que te veías esta noche, cómo ponías a todas los demás en vergüenza, y, en respuesta, le sonreíste y le sacudiste esas malditas hermosas pestañas.

—Oh. Eso. —Se aclaró la garganta—. Bueno, no lo llamaría exactamente
coqueteo. Era más como…

—Coqueteo —dije—. Coqueteó contigo. Y le devolviste el coqueteo.

—Esa es la forma en que hablamos. No significó nada. Desde luego, no agarré su culo como ese chico cuando deslizó su propina en tu bolsillo, ¿o sí? —Solté una carcajada.

—¿Estás comparando? ¿En serio? Entonces debiste notar que no sonreí y batí las pestañas a ese chico después de que me tocó. Te busqué, y te vi entrar por el pasillo, así que te seguí, y bam. Aquí estamos. Jesús, pero me calientas cuando estás celoso. —Lo besé de nuevo y estaba muy impaciente por devolverme el beso. Se arrastró sobre mí hasta que enrolló sus piernas alrededor de mi cintura.

The Perfect Imperfect Kim (VHOPE) Historia 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora