𝗜.𝗪.𝗔.𝗕.𝗬

¹⁰

—Narra Carrera

Ah, la cagué.

—¿Cómo lo conseguiste?—Fruncí el ceño, él se estaba acercando, bajando las escaleras.

—No creo que eso te importe.

Negué: —Iván, esto es confidencial. La única manera de haberlo conseguido sería.. ¡No se me ocurre ninguna!

Chasqueó la lengua y se acercó, para querer sacarme el sobre.

—¡No! ¡Pará! ¿Cómo lo conseguiste?—lo frené, y él puso una mano en su frente.

—¿Te lo puedo decir después?—Frunció los labios, y yo bajé los brazos.

—Se escapó, ¿no? Y lo sabías—Miró al piso, y yo estiré el sobre hacía él.

Lo agarró y guardó los papeles dentro del sobre.

—Iván—Me miró cuando lo llamé—¿Por qué nunca me lo dijiste?—Suspiró, y caminó hasta un mueble.

—No tengo la necesidad de contarte toda mi vida, no es.. —Hizo presión para cerrar uno de los cajones—.. necesario que te lo diga.

Se rascó la nuca cuando volvió a verme.

—Ah, bien. Pero después también termino metido yo—. Me crucé de brazos.

—¿Eh? ¿En qué?—se acercó.

—¡En todo!

Negó: —¿Qué decís? Vos quisiste ir conmigo a buscar eso, y ni siquiera te pasó nada.

Gruñí, y me acerqué un poco más: —¡No me refiero a eso, Iván! Te cuidé en el hospital, no dormí por horas, ¿Sabés por qué? ¡Porque me importás!—Alzó las manos e infló las mejillas—Y tarde o temprano termino involucrado yo.

—No vas a terminar involucrado en nada, Carrera. En nada.

Retrocedí: —¿En nada? ¿Eso decís vos?—Fruncí el ceño cuando asintió—Quiso matarte. Y no te olvidés que todavía no se le fue la bronca. Y no me digas que no voy a terminar involucrado en esto porque cuando a ella se le dé por hacerte algo más, yo voy a estar ahí otra vez—Empecé a hablar más bajo—Y sí, voy a estar metido en esto. Porque si tantas ganas tiene de terminar con tu vida va a hacer lo mismo con quien se oponga a su objetivo. Entonces sí, Iván. Tarde o temprano, yo voy a terminar involucrado.

Silencio.

Departe de ambos, por unos segundos; sólo se escuchaba el silencio.

Sorbí mi nariz y limpié mis ojos, no había notado que estaban aguados. Iván no se movía. Tenía su boca algo abierta, y su expresión que podría interpretarla como un «Mierda».

Tragó saliva: —Perdón, perdón, enserio—Se acercó y me rodeó con sus brazos. No podía corresponderle bien el abrazo, así que sólo pasé un brazo por su cintura—Perdón, soy un egoísta de mierda—. Cuando al fin liberé el otro brazo, lo abracé con fuerza.

Nos quedamos un rato así, hasta que tuve un cosquilleo cerca del estómago.

—Maldito poste de luz. Siento que estoy abrazando a un árbol.

Se rió y se separó un poco de mí.

Me molestaba el hecho de tener que levantar la mirada —Por no decir la cabeza— para verlo.

Me sorprendió cuando lo ví sonreír.

Pensó, un poco, y me miró: —Ya fue, —Fruncí el ceño—Hoy me dijiste algo—. Empezó, avanzando y haciendo que retrocediera.

Supe que el asunto se volvió opuesto al de hace un rato al ver su expresión.

—Ah, ¿sí?—fingí pensar, él asintió—No me acuerdo, la verdad.

Dejé de retroceder cuando llegué al límite: la mesa. Iván sonrió.

—¿Te lo hago recordar?

Apoyé mis manos en el borde de la mesa, e Iván ágilmente me subió a ésta. Tuve el impulso de rodear su cintura con mis piernas, pero me contuve.

—Creí que esto lo ibas a hacer borracho—. Le dije.

El negó, sonriente: —Yo prefiero hacer esto consiente.

Hablé cuando estuvo a punto de llegar a mi rostro: —¿Hablamos de lo mismo?

Rodó lo ojos: —Dejame que averiguo.

Volví a hablar: —Pará porque yo dije que no quedabas como activ-

—Ya callate.

Me exalté un poco al sentir sus labios en los míos. Y no, esta vez no era presión. Era un beso.

Dulce, suave, y lento.

Un beso que a mi parecer, se describía en esas tres palabras. No es por nada, pero podría admitir que fue el beso perfecto.

Mientras sentía la suave fricción de mis labios contra los de él, algo de saliva intercambiarse por ello y también contener las ganas de pasar mis piernas por su cuerpo; aproveché para poner una mano en su mejilla.

Sí. Incentivando el beso.

Una de sus manos fue a parar en mi cadera y otra en mi nuca. Al parecer buscando el mismo objetivo que yo: profundizarlo.

No lo culpaba.

Al menos a mí, sus labios sabían a algo dulce, que no podría decir muy bien a qué. Simplemente me gustaba.

Paramos. Aún no alejando del todo nuestros rostros. Sólo los ojos cerrados y los labios entreabiertos. Sonreí y abrí los ojos.

—Creo que si yo tomo tu lugar tengo que tener un banquito—. Me reí y él también. Estaba sonrojado, es decir, era un tomate.

Se acomodó.

—De verdad perdón. Prometo no meterte en estos asuntos.

Suspiré, y me reí secamente, negando: —Deberías prometer no meterte. Vos. No deberías meterte en estos asuntos—Negó, desviando la mirada—Aunque ya estés metido, qué sé yo. Buscá la manera de salir.

—Es que, es difícil.

—No, no es tan difícil.

Asintió: —Si, es difícil.. no lo entenderías.

—Explicáme—. Le dije, él seguía con su mirada perdida en otro punto que no era yo—. Miráme—Le ordené, que cuando lo hizo, entrelacé mis dedos con los de él—Vámonos. Juntos. Esta vez nos vamos lejos, los dos. Sólo nosotros. ¿Qué decís?

Lo busqué con la mirada cuando desvió la de él.

Sonrió y negó: —Me encantaría—. asintió para sí mismo—De verdad me encantaría irme con vos. Pero no puedo. Estoy.. ¿que no ves que estoy atrapado en un puto problema? Carrera, si pudiera, ya me hubiese ido—Cerró los ojos rápidamente, negando—Ya nos hubiéramos ido.

Suspiré, rindiéndome. No lo entendía del todo. Sabía el problema que había pero no entendía todo lo que él quería decir. Me refiero a, ¿Por qué no podía irse?

Después de todo, estuvo años sin ella y aún así tenía la libertad de salir a otros lugares y ahora, ahora no podía.

—¿Me vas a explicar?

Bufó, rodando los ojos. Lo agarré de la mano cuando se quiso ir.

Me dió un beso rápido y sonrió: —Ahora no. Tengo hambre.

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Insomnio, gracias por la poca inspiración.

No sé que tan bueno haya quedado este cap <\3, se los dejo igual para que lean, xd.

~♡.