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—Narra Carrera.

Habían pasado unos días desde que Iván y yo fuimos a buscar el sobre ese en Chernobyl.

Y, tal como me lo prometió, luego de comer algo, me explicó todo.

Bueno, casi todo.

Ayudé a Sofía a recuperarse de la muerte de sus padres, en 2017. La conocí exactamente ese mismo año y a esa edad. Meses antes del fallecimiento de ambos papás. Su tía la mandó a recuperación, por.. un año o un año y medio, no lo recuerdo.

»Pero me acuerdo que ella me mandaba cartas diciéndome lo mucho que odiaba a todos en ese lugar. Que sentía que ahí la volvían loca, y que no podía estar un minuto más. Cumplió con el tiempo requerido, y volvió. Un año después, ambos nos declaramos, y empezamos una relación. Para nada estable.

»Ella peleaba mucho conmigo y viceversa. Ninguno de los dos estábamos consientes de cómo tener una pareja a esa edad. Qué vírgenes. A parte desde que ella había vuelto, cambió una bocha.

»Nos separamos porque decidimos "independizarnos". Dejar de jugar al noviazgo y madurar de una vez por todas. Al fin y al cabo éramos unos idiotas. Así que, nos dejamos de ver. Nuestra poca conexión se desgastó y no supe mucho de ella. O al menos hasta el 2019. En dónde recuerdo escuchar la noticia de "La Jóven más peligrosa de Devoto", literalmente.

»Para ese entonces ella estaba trabajando para un tal Víctor Herrera. Un hijo de puta, un chupamedias. Hasta ahora sigue teniéndola a ella como su "Favorita empleada", sólo porque sabe que Sofía es peligrosa. Fugitiva. Él mismo la ayudó a salir.

»Traficante de armas y de drogas, por eso se enredó tanto ella.

Y con eso tenía suficiente información. Tanto que la tuve que ir acomulando mientras comía pedazos de pizza fría. En vez de escucharlo hablar sobre casos reales, me sonaba más a un cuento. Por eso es que no me tomaba todo enserio.

Por otro lado, desafortunadamente, el maldito no me dijo la parte que al menos para mí, me parecía la más importante: Saber por qué ella quería matarlo. Y tampoco me dijo cómo consiguió los papeles.

Si bien entiendo que no todo tiene un por qué. Por ejemplo, si usamos el hecho de que Sofía estaba loca, no podría buscarle bien el sentido a una acción porque en sí todo ella ya había perdido el sentido.

Pero igual.

Sentía que si fuese como yo pensaba, Iván, al menos, estaría más despreocupado. Tendría tiempo de pensar más en el por qué de todo, no a accionar de manera sigilosa o lenta.

Que así estaba haciendo ahora.

Y lo de los papeles, preferiría creer que los obtuvo de algún archivo en internet sobre los presos en Buenos Aires.

—Ya llamé—. Iván me miraba desde el marco de la puerta, sonriente, aunque algo decaído—La policía se va a encargar. Ya dí la dirección y todo. Si ellos no llegan a escaparse de ahí.. posiblemente caiga la yuta en horas—. Se acercó— .. y los arresten.

Sonreí. Me tiré de espaldas a la cama, abriendo los brazos, mirando el techo: —Creo que ya se solucionó todo, ¿no?

—Tsss, creo—Se acostó junto a mí.

—¿Creo?

Iván asintió, pensativo: —Conociendo a Sofía y al estúpido de Víctor, es probable que salgan de ahí—Me acosté de lado, mirando su perfíl—O sino que.. tal vez manden a alguien para hacer el trabajo.

Tragó saliva y lo abracé del cuello: —Vos tranquilo, que no va a pasar nada. Ya está.

Pasó su brazo sobre mis hombros y así me apretujó contra él. Yo me limité a pasar mi brazo por su cintura.

Después de un momento en debatirme entre preguntar o no, terminé haciéndolo.

—Eu—Lo llamé, mirando el techo—¿Qué somos?—Pregunté, al fin, rompiendo todo el silencio de la habitación.

Hizo un fingido sonido al pensar: —Hasta hace unos días éramos amigos. Creo.

—¿Amigos? Me tenés ganas desde que nos conocimos—Lo miré, y sonreí.

—Hijo de tu- vos no te quedás atrás, eu.

—Exacto. Es por esa razón que tengo que ser el activo de la relación.

Iván se separó, y me miró mal. Se levantó, y comenzó a caminar hacia la puerta.

—¿Quéeee?—Digo, mientras me caigo intencionalmente de la cama—Uy, ¿Te enojaste?

Cerré los ojos. Me quedé así un momento, total sabía que Iván no iba a venir tan rápido, y así seguro después yo tendría que ir a disculparme para que no duerma afuera.

Hasta que sentí que me levantaron del piso y luego el impacto de mi cuerpo contra el colchón.

Abrí los ojos: —Eeepa—Me acomodé, sentándome en posición de indio—¿Quién o qué?

Sonreí e Iván me empujó un poquito para la parte izquierda.

—No sé, yo quiero dormir.

Hice un puchero, para joderlo, y aprovechando que él estaba sentado, agarré sus manos.

—Que aburrido.. ¿Hoy no va a haber nada?—Le pregunto y veo como empieza a sonrojarse. Negó—¿Por qué?

Se rió, nervioso y se encogió de hombros.

—¿Ni siquiera un beso?—Volvió a reírse jugando con mis manos, chasqueé la lengua y me acosté. Él se quedó viéndome.

De apoco, su sonrisa disminuyó.

—Fue Víctor.

Fruncí el ceño: —¿Qué?

Inhaló: —Víctor me dió los papeles. No tengo ni puta idea cómo los consiguió, el chabón sólo me los dió.

Me rasqué la cabeza: —¿Y por qué Sofía los quería?

Se encogió de hombros, jugando con un hilito de la sábana. Me sonrió y se acostó, mirándome. Agarró una de mis manos, entrelazando la suya, y apoyó su frente en la mía.

—Dos días—. Dijo, en un susurro, al parecer para sí mismo. No quise preguntarle a qué sé refería, pero apoyé mi mano en su mejilla, y lo besé.

Hacía rato que no nos besábamos. Y debía admitir que extrañaba eso. Al menos una vez al día coordinar de manera descuidada o hacerme notas mentales para besarlo. Aunque siempre pensaba en hacerlo.

Esta vez fue un beso algo corto, lindo y simple. Aunque dejaba el interés de más.

Iván tenía los ojos rojos. Últimamente lo había encontrado así ayer, la vez que de sorpresa lo visité en su casa. O cuando era al revés —Es decir, hoy—, y lo veía así al ver una película cualquiera, acostado en mi hombro.

Le pregunté qué le pasaba, si estaba bien o si incluso necesitaba descargarse con alguien.

Pero ponía excusas: Desde que la película estaba triste o cansancio en su visión.

Así mismo había decidido no insistirle más. Aunque mi principal función como... Bueno, era atenderlo y preguntarle cómo estaba, es decir, al menos hacerlo sentir bien. Pero él no me decía nada, entonces no sabía que hacer.

Se separó y me dió un beso corto, sacándome de todos mis pensamientos sobre hoy mismo. Me miró, y puso sus manos debajo de su cabeza, podría decirse en una posición de feto, tierno.

Le sonreí: —Te amo una banda.

════ •『 ♡ 』• ════

Les juro que no iba a actualizar porque no me gustó como quedó
<\3.

¡Noticia!
Estamos a unos caps más del final, así que.. no diré nada.

Nos leemos en el otro, ♡.

𝗜.𝗪.𝗔.𝗕.𝗬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora