Is This Love (David Coverdale)

44 2 0
                                    

Para ctlncci:
Habían pasado casi dos semanas desde que se fue, y aún recordaba aquel día en el que vino a recoger sus cosas. La miraba apoyado en la pared. En silencio. ¿Qué podía decir? ¿Que lo sentía por décimosexta vez? No arreglaría nada y yo no sabía. Así que solo me quedé callado, con los brazos cruzados y el estómago encogido. No sé por qué se supone que me sentía así, si no éramos novios ni nada de eso.

—¿Lo tienes todo?—me atreví a decir cuando vi que cerró la cremayera del bolso de deporte.
—Sí—se lo cargó al hombro y pasó a mi lado antes de que pudiera ofrecerle ayuda. La vi bajar por las escaleras hasta la salida, desapareciendo con un portazo.

No fue hasta que pasé una semana sin ella que me di cuenta de lo mucho que la necesitaba, pero...¿aquello era el amor? ¿Enamorarse? La veía en cada esquina de la casa, soñaba con ella y repetía en mi cabeza un millón de veces cada error que cometí, lo que hizo que se fuera de mi lado. Rememoraba una y otra vez las veces en las que éramos felices, sin ponernos etiqueta, quizás debí hacerlo, quizás debí ponerle un anillo antes de perderla. Quizás no debí darla por sentado, quizás no debí dejarla sola en casa mientras yo iba a una fiesta, quizás debí serle fiel, quizás debí asegurarme de lo que ella sentía por mí. Quizás así podría haberme dado cuenta de que yo sentía lo mismo por ella. Quizás ya nunca lo sabría.

Recuerdo que estaba sentado en la cama, ella bailaba en uno de sus vestidos de estar en casa mientras yo me iba acalorando cada vez más. Acabé arrastrándola hacia mí, necesitaba tenerla cerca. Nunca fue mi novia, yo era de los que creían que el amor era una pérdida de tiempo y solo la traje a vivir conmigo. Supongo que mi estúpido ego se volvió adicto a pensar que ella solo me quería a mí, y que yo podía estar con quien quisiera porque Alyssa seguiría ahí.

Me pasaba los días tirado en el sofá junto al teléfono, esperando su llamada para ir a buscar un par de cosas que tenía en su apartamento. Tardó muchísimo y sentí cada segundo como una aguja que me atravesaba.

—¿Sí?—descolgué al primer segundo de sonido.
—David, ya puedes venir a por...
—¿Cuándo?
—Esta tarde mismo si quieres.
—Está bien, ya voy—me levanté corriendo, me duché por primera vez en...¿cuatro días? Quién sabe. Me afeité, peiné y vestí para ir a verla. Incluso me puse su colonia favorita.

Cuando toqué el timbre, me abrió con uno de aquellos vestidos y sentí un escalofrío. Sus curvas se marcaban de una manera espectacular, solo quería abrazarla y no soltarla nunca. Pero no podía hacerlo.

—Es esta caja—me la dió.
—Gracias.
—Adiós—cerró la puerta pero se lo impedí con la mano.
—Por favor, ¿podemos hablar?
—No hay nada...
—Lo sé—la interrumpí en el intento más desesperado de convencerla—, sé que no merezco la oportunidad pero por favor, nena. Solo quiero un par de minutos.
—No cambiaría nada.
—¿Me sigues queriendo?—pregunté y frunció el ceño confundida—¿Qué sentías por mí? ¿O qué sientes? Quiero saberlo.
—¿Desde cuándo eso te interesa?
—Desde que te perdí. Necesito entender cuáles son tus sentimientos hacia mí, quizás así pueda entender los míos hacia ti.
—Te amé como a nada en este mundo. Realmente creía que lo nuestro podía funcionar y...—se le llenaron los ojos de lágrimas—no esperaba que fueras así. Yo me enamoré de aquel artista divertido, romántico y un poco cabezota, no de ese hombre que se iba por la tarde y aparecía al día siguiente apestando a colonia de otra mujer. Sé que nunca fuimos nada pero dejé que jugaras conmigo, quise ser tu lugar seguro y me niego a seguir siéndolo. No lo mereces. ¿Y sabes qué es lo que más me molesta?—me desarmó cuando una lágrima empezó a recorrer su mejilla.
—¿El qué?—dije con un hilo de voz.
—Que te sigo amando. Sé que no debería pero no tengo la más mínima duda de que acabaré el año contigo en la cabeza. Ahora, espero que te aclares y buenas tardes—cerró de un golpe dejándome ahí quieto con la caja en las manos.

Con la boca seca, volví a casa. Me senté en la cama y volví a preguntarme ¿es amor? Yo no me enamoro. ¿Es amor esto que siento? A lo mejor...yo la amaba. Podía ser dependencia o simple capricho. Intenté imaginarme con cualquier otra chica y no fui capaz. Entonces, me levanté y salí de nuevo. Fui a su calle justo cuando estaba allí fuera, rumbo a su portal. Aceleré el paso y llamé su atención.

—Aly—me puse a su lado—, escucha, por favor.
—David, ya es suficiente. ¿Quieres que llame a la policía?
—Por favor, dame un momento—corrí un poco para cortarle el paso—. Escucha lo que tengo que decirte y si no te convence, puedes decirme que me vaya y lo haré para siempre. No te molestaré más si eso es lo que quieres pero necesito que me prestes atención, por favor.
—Está bien—suspiró apoyándose en su coche.
—Me he dado cuenta de que...me he enamorado de ti. A decir verdad no sé lo que siento, solo sé que te amo. Creo que es enamorarse—me di cuenta de que la estaba cagando y suspiré—. Te amo. Olvida lo que te he dicho. Es que...—me fijé en que se le había escapado una sonrisa al verme tan nervioso—Eres...el amor de mi vida—dije, dándome cuenta de que la describía a la perfección—, no sé si el más duradero pero sí el más absoluto. Adoro cada milímetro de tu ser y no solo me refiero a lo físico. Quiero tener tu mal humor de por las mañanas, tus caricias por las noches y tus besos cada día de mi vida—la miré a los ojos—. No te pido que me creas, sé que estás en tu derecho de no hacerlo pero nunca he sido tan sincero sobre nada y jamás le he dicho nada parecido a nadie. Te di por sentado y lo siento. También siento haberte engañado, pero si me das otra oportunidad...quiero que seas mi novia. Quiero ponerte esa etiqueta, mereces que te cuiden y amen siempre. Déjame hacerlo a mí, por favor.
—David...¿esto es en serio?
—Tanto como tú quieras—me acerqué poniendo las manos en el coche, una a cada lado suyo.
—Prométeme que no volverás a fallarme—dijo, y se me aceleró el corazón.
—Lo juro. ¿Eso quiere decir que...—me calló con un beso antes de empezar a acostarse sobre el capó conmigo encima. No me importaban las miradas de los vecinos que pasaban por allí. Tenía a mi chica de vuelta, y esta vez no la volvería a dejar ir.

{Shots de Canciones} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora