Capitulo V

3.8K 448 223
                                    

Como princesa e hija de mi padre; el rey Aetes de Colquida.

Se aseguró de primera mano de contarme que el mundo en realidad es un lugar malvado e injusto; que la balanza de la justicia muchas veces caería por su propio peso y cedería en la desigualdad, que la vida no estará siempre iluminada de los hermosos colores de la diosa Iris si no es con el favor y el respeto de los Dioses.

Y que, por ello, debía permanecer siempre en el palacio donde estaba segura bajo la protección de la autoridad incuestionable de su padre, el patrullaje de los guardias y hermano mayor.

Y fue bajo esa protección donde los sentimientos de aislamiento y soledad florecieron, causándole dolores de cabeza constantes que fácilmente la hacían perderse hasta el cansancio. Fue algo... infortunio, una enfermedad que solo sano bajo las historias del mundo exterior de su tía Circe hasta que esa bruja maestra le tomara de los hombros y le llamara para moverla.

La libertad no es solamente una idea, es un movimiento del alma que nos lleva a ser dueños de nuestra propia vida.

¡Sal!¡Fuera, Vuela Medea!¡Yo distraeré mi molesto hermano!

Y así en ese momento, moviendo su cuerpo llevando solamente con ella una capucha y una bolsa de monedas, se dejó llevar infantilmente de la emoción bajo las palabras que su tía Circe... Medea escapo arribando en un barco mercantil en dirección a Corinto... o eso intento, hasta que la tormenta de los mares les alcanzo a... bueno, no estaba segura de cuál era la distancia entre su hogar y su ubicación en ese momento, pero podía decir que fue larga.

El color azul claro de los cielos se oscureció horriblemente mientras que los sonidos de los truenos rugieron chocando con fuerza con las olas una sobre otra.

Su cuerpo se humedeció, ese cambio repentino fue desbordante, e irreal...tan mágico.

Las enormes olas mecieron el barco perdiendo la tranquilidad que tanto le costó obtener por su torpe decisión de aquel momento. El sabor de la sal salpicó sus labios bajo la fuerza de las olas de aquel barco con velocidad.

Su corazón latió demasiado deprisa, aterrándola.

Anonada, asustada, confundida y emocionada. El agua salpico en chorros a la pequeña bruja en cuestión de segundos arrastrándola por la proa del barco de un lado a otro hasta que finalmente el barco se dio la vuelta.

Con sus ojos miro desde el interior del océano como las Olas, mar y corriente arrastraban a toda la tripulación que trataba de ponerse sin éxito alguno en seguridad bajo los pequeños rayos el sol que escapaban de las nubes grises del cielo.

Los segundos se convirtieron en minutos.

Justo en ese instante, Medea se sintió aterrada las palabras no se pronunciaron cuando intento recitar el más básico de los hechizos, su mente se contorsiono bajo el agua invadiendo su cuerpo.

Desquiciadamente vulnerable, indefensa.

Como un pájaro intentando regresar a su jaula después de darse cuenta... de lo verdaderamente aterrador que es sentirse libre.

Su respiración se agito en conjunto con su corazón que se aceleró. El sentimiento le arraso, aturdida, confundida, demasiado exhausta... cedió del cansancio a las profundidades del mar.

Y Medea... se dejó vencer por el océano.

Y en ese día...había ocurrido un milagro.

Ella despertó contra todo pronóstico bajo el techo de una diosa... literalmente. Más baja y menos fantástica de lo que esperaba, pero indudablemente una debido a la divinidad retenida en su cuerpo.

Escarlata y Amatista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora