Pero que colores tan interesantes—Fue el sincero pensamiento de la deidad detrás del "inocente" disfraz de camarera, sus delgados brazos ocupados tomaron los alimentos desechados de los clientes de Mia como cualquier otro día común y corriente en su oficio.
Los bordes de los empedrados sin terminar, residuos de aderezo sobre las vajillas y diminutos cubos de hielo en sus vasos. Lo de siempre.
Pero incluso, con una acción tan típica y simple como lo es parpadear mientras trabaja, en la oscuridad de sus memorias recordaba plenamente el color, el brillo y la forma natural de sus almas como intensas antorchas brillando en las fortalezas en la cima de las montañas nevadas, escarchadas con el extravagante blanco perlado debajo de los cielos como nubes en un paraíso.
Como todas las demás deidades, ella alguna vez formo parte del panteón que se encargaba del "ciclo de reencarnación" de la vida debajo del plano divino, y como un alto noble selecciona diamantes en sus cofres para un baile de gala del cual alardear alrededor de los jardines bajo la luz de la luna, ella reclamo las almas más interesantes, fascinantes y capaces que le atrajeran antes que cualquier otro dios con suma avaricia.
Tal fue el caso con su amigo y confidente de mayor confianza Ottar el actual aventurero más fuerte, el grupo de hermanos Pallums en sus puestos de avanzada u cualquier otro en su envidiable colección. Juraría, no. Por su orgullo y nombre, sería capaz de gritar y declarar desde su piso en la gran Torre de Babel al resto de la ciudad que se ha hecho con las más brillantes y mejores almas de esta era, pero eso es tan poco estético y digno de ella que mejor se lo ahorraba.
Y, aun así, estaría mintiendo.
Así como Zeus y Hera, ese par de ancianos en su momento se rieron en silencio de ella, con sus niños brillando mucho más de lo que cualquier otro aventurero de su familia lograría bajo su guía. Hoy, en el presente actual. Como un mal chiste nuevamente burlándose de ella solamente 15 años después de sus respectivas caídas.
Surgieron variables imprevistas, no contempladas.
No obstante, no le disgusto del todo—Muy posiblemente haya más por allí.
Pero hoy, este día. Dos niños de Hestia y dos niños de Hephaestus compartían una sola mesa. Nada fuera de lo común por su puesto, cualquiera que los mirara en el paso perdería inmediatamente la inclinación de si quiera mirarlos con sus imágenes comunes y simples. No fue un crimen almorzar en un restaurante y por su puesto mucho menos fueron criminales de algún tipo.
Pero ese grupo de almas reunidas le abofetearían de tal manera que el maldito monstruo corrupto en los establos de la Familia Ganesha parecería solo un niño en comparación. De hecho, Hogni, su hijo ya investiga sobre el tema en el interior del laberinto, pero ese no fue el punto.
Peor aún, herían su ego elevado por años de avasallar y oprimir con su encanto a todas las formas de vida embelesadas por su belleza.
En comparación con rodear el alma de su más reciente interés, darla por incompetente fue completamente inaceptable y destino libre, que esto fuera escuchado por sus niños más que capaces de destruir una familia por insultarla
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Escarlata y Amatista.
Hayran KurguSabía que cosas extrañas pasaban, y que muchas más aparecerían conforme pasara el tiempo... ¿Pero esto? No la verdad no. Despertar en otro mundo donde los elfos, los hombres bestia y los dioses de todas las cosas caminaban en la tierra del hombre co...