Capitulo VIII

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Los ladrillos marrones se alinearon uno junto al otro diferencialmente entre ellos; con cada nivel de estos la presión que ejercía sobre la base apilada aumentaba la estabilidad en la nivelada superficie en la tierra y la fuerza que pacientemente ...

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Los ladrillos marrones se alinearon uno junto al otro diferencialmente entre ellos; con cada nivel de estos la presión que ejercía sobre la base apilada aumentaba la estabilidad en la nivelada superficie en la tierra y la fuerza que pacientemente levanto la súper estructura elíptica en el centro de la ciudad.

Con más de 200 metros de longitud y 60 metros de altura, capaz de resguardar más de 50,000 personas en los distintos niveles que funcionaban por asientos entre las razas mixtas de la ciudad del laberinto; se encontraba el Anfiteatro de la Familia Ganesha en Orario.

En la cima del Coliseo, donde se efectuaba el espectáculo principal de la festividad monstruo-razas extras, se encontraba la famosa deidad "dios mascara de elefante" disfrutando de como hicieron que los bakenekos entrenados por sus muchachos saltaran en aros cada uno más pequeño que el otro cómicamente a vista de las multitudes que reían estruendosamente, la manera en que las madres de familia, ancianos y niños perdían la cautela al ver como los monstruos eran verdaderamente capaces de convivir en la sociedad sin la necesidad de entrar en duelo a espadas hasta morir era satisfactorio... el que la Monsterfest cause este grato revuelo en los demás era más que perfecto si querían convivir con el tiempo con la raza monstruosa inteligente dentro del Laberinto.

"....Mmmm, el próximo año debería de colocar más estatuas de mí." Considero la deidad después de unos momentos de sentir que la estética de la arena era demasiado simplona y triste a pesar del buen aire que se formó en su teatro.

El que la arena se encontrara vacía y desértica era un problema sencillo de resolver... Por lo que solo debía de llenarlo con estatuas del dios más amado como las flores en el campo sin ningún problema.

"¡Ganesha-sama, Ganesha-sama! Es malo, ¡estamos en un gran problema!" Interrumpió una mujer de tez bronceada los asombrosos pensamientos de la deidad más amada por la humanidad...al menos en su imaginación era así.

La emoción de los espectadores ya había alcanzado su cénit cuando vieron al domador realizar un espectáculo de equitación de sus hijos gallardamente sentados detrás de la larga cabeza de un gato demoniaco del tamaño de un hombre adulto.

"...Bueno, qué prisa niños. Soy Ganesha. Si no es importante, no arruines este día" Confirmo la deidad sobre su identidad además de protestar por interrumpirle su buen estado de ánimo al despechar animosamente con su mano en dirección a la puerta a su hija que al parecer había entrado acompañada.

"—¡Oh, sí, lo sé! Pero ahora no es el momento de presentarte, ¿verdad?" Se agito la chica dudando un poco sobre la manera en que debía decir las cosas y esperando que la típica habladuría de su dios fuera pospuesta por un asunto mayor en cualquier segundo.

Acerca de este Dios, que a veces se comportaba de una manera especial, incluso los miembros de su propia "Familia" a veces susurraban en lo profundo de sus corazones en que comportara...¿cuerdo? ¿Qué no los avergüence?

Escarlata y Amatista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora