4 UNA ESTRELLA AGONIZANTE

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Pyros, Hydros, Gaia, Ventus, Umbra, Luminus, Corpus y Mens. Estos elementos son los que dividen a un Deva según su habilidad, algunos capaces de controlar el fuego, otros el hielo o incluso unos nacen con algún tipo de deformación en sus cuerpos. Sin embargo, Grecia era especial. Poseía el don de "Luminus", un elemento que le permitía controlar y materializar la luz en todas sus manifestaciones. Desde su nacimiento, dotada de esta bendición genética, se convirtió en la Deva más poderosa y aclamada del campo donde fue recluida, ganándose el apodo de "La estrella". Al menos, eso era lo que ella pensaba, hasta que se encontró frente a esa misteriosa y oscura mujer.

El combate tomó un rumbo destructivo y frenético, dejando perplejos a los encargados del campo, a los militares y al propio Virgilio. El coronel Navarro observaba cómo esa mujer, anteriormente símbolo de fragilidad, se había transformado en pura destrucción.

—Es tal como habíamos teorizado, Evelyn es una Deva de tipo Umbra... —pronunció el coronel con cierto temblor en su voz mientras continuaba observando a la enfurecida Evelyn.

—Pero no tiene sentido, si ella es Umbra, entonces se supone que Grecia debería tener la ventaja, ¿no es así? —preguntó Stefano, exaltado por la situación.

—Yo tampoco entiendo del todo, no parecen ser sombras ni ningún otro elemento que conozcamos... —dijo el coronel con voz tranquila, mientras sostenía su intercomunicador y comenzaba a hablar— Teresa, que la operación continúe —ordenó el coronel en tono firme.

Teresa respondió rápidamente, con evidente preocupación, algo inusual desde su punto de vista. Nunca creyó que llegaría a preocuparse por Grecia, pero esta vez era diferente; legítimamente sentía miedo por esa joven rubia.

—Pero señor, esto se ha salido de control, tenemos que...

—¡Es una orden! ¡No quiero objeciones! —respondió el coronel, interrumpiendo a Teresa y gritando.

Todos los presentes, incluido el capitán, quedaron sorprendidos ante tal orden. Las cosas se habían descontrolado y aun así él quería continuar con la operación. Stefano no dijo nada y apretó los puños con furia mientras observaba de reojo a Virgilio, cuyo rostro reflejaba inocencia, impacto y terror, lágrimas caían de sus ojos impotentes. Pero ya no podía hacer nada, solo miró hacia la arena de combate para presenciar el feroz conflicto.

Tras pronunciar su propio nombre frente a Grecia, esta última recuperó el movimiento en sus piernas. Tenía dos opciones: escapar o lanzar un ataque directo. Al encontrarse en un lugar cerrado, huir no le serviría de mucho en su situación. Así que, haciendo que ambas piernas brillaran con intensidad, se preparó para el ataque frontal.

Con determinación y gracia digna de una estrella en el firmamento, la joven desató su ataque. Su pierna izquierda se proyectó con una gran precisión, apuntando directamente al rostro de su contrincante. En el instante del impacto, el aire pareció arder con una intensidad abrasadora, y la fuerza desencadenada se manifestó en una marca ardiente en la mejilla derecha de su oponente, dejando una ligera estela de dolor y calor en su estela llameante.

Pero lo que sucedió a continuación fue más allá de cualquier expectativa. La patada, portadora de una energía incandescente, fue simplemente el detonante de una reacción que parecía oculta en el cuerpo de Evelyn. Una explosión estremecedora estalló en el momento del impacto, liberando una onda expansiva que envió a Grecia volando a través del campo de batalla y chocando contra otro muro, dejando tras de sí un rastro de asombro y confusión. Sin embargo, su enigmática adversaria permaneció imperturbable, como si la herida en su rostro no fuera más que un leve cosquilleo, incapaz de perturbar su ser.

El camino del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora