Poco después de que las conmovedoras palabras de Evelyn se hubieran grabado en lo más profundo del inconsciente de Virgilio, él quedó enmudecido. Se encontraba sumido en una mezcla de asombro y desconcierto, tanto por la expresión de la mujer de cabello negro frente a él como por el hecho de que en el primer día de conocerla, ella estuviera dispuesta a abrirse por completo.
-Eh... ¿Virgilio? -preguntó Evelyn al notar el silencio del joven.
Virgilio reaccionó al sonido de su voz, levantando la mirada y observando a la mujer con una mezcla de sorpresa y admiración.
-Sí, por supuesto, simplemente... me emocioné demasiado -respondió Virgilio con nerviosismo en su voz.
-Muy bien, ¿podríamos ir a algún lugar más privado? -sugirió Evelyn con voz suave-. No quiero correr el riesgo de que alguien nos escuche sin querer.
Una amplia sonrisa de emoción se dibujó en el rostro de Virgilio ante esa propuesta, pues en ese mismo instante, ya tenía en mente un lugar que le encantaba.
-¡Claro! ¡Acompáñame! -exclamó Virgilio entusiasmado.
-Te sigo... -respondió Evelyn con calma, y comenzó a seguir los pasos del joven.
Grecia, que se encontraba observándolos desde lejos, tenía una expresión de preocupación en su rostro mientras veía cómo ambos se alejaban juntos. Sin embargo, sin previo aviso, una perturbación se aproximaba por detrás de ella.
De forma abrupta, una figura pequeña y femenina se lanzó sobre Grecia, aferrándose a su espalda y asustándola en sobremanera.
-¡GRECIAAA! ¡¿DÓNDE TE HABÍAS METIDO?! -exclamó la chica.
Sin pronunciar una palabra, Grecia quitó a la joven de su espalda con determinación, sometiéndola y haciéndola caer al suelo con fuerza.
-¡AY! ¡¿PERO QUÉ TE PASA?! -preguntó la chica, dolorida en el suelo.
-Ah, eras tú, Laura -dijo Grecia, recobrando su postura.
Desde su posición, Grecia pudo examinar a la joven que había derribado hace instantes: pelo corto y rizado de un peculiar color lila, figura delgada y frágil, tez blanca y un rostro que dejaba entrever su naturaleza extravagante. Vestía un traje negro al igual que las demás Devas femeninas del campo, con un código estampado a la altura del corazón: "0980FW".
-Desapareces durante dos semanas en la enfermería sin que nadie te vea, y ahora te vas como si nada con esa recién llegada. ¿Y así es como saludas a tu mejor amiga? -reprochó Laura, furiosa mientras se levantaba del suelo.
-Primero, tú no eres mi mejor amiga. Y segundo, eso no justifica lo que hiciste -respondió Grecia con mal humor, cruzando los brazos.
-Ay, siempre tan amargada, nunca cambias -comentó Laura.
-Ajá, y me sorprende que no estés con las alborotadoras de Nicole y Stephanie. Siendo que ustedes siempre andan tan aferradas-dijo Grecia.
-Esas dos tienen otros asuntos que atender. Supuestamente, yo debía acompañarlas, pero preferí saludarte a ti.
Grecia no se molestó en responder y comenzó a alejarse lentamente de Laura, sin siquiera dirigirle una mirada. Había tenido un día agotador y en ese momento no tenía ganas de conversar con nadie más.
-Oye... ¿Puedo hacerte una pregunta? -intervino Laura.
-¡¿AHORA QUÉ QUIERES?! -exclamó Grecia enfadada, volviendo la cabeza para mirar a Laura.
-Ay, cálmate... Solo quería saber qué opinas sobre esa recién llegada, Evelyn, creo que se llama. Vi cómo paseaste con ella y, sinceramente, esa mujer me da miedo y no tengo ninguna intención de acercarme a ella. No entiendo qué les ven los chicos.
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El camino del Alfa
SonstigesNo habiendo conocido más que las muros de su prisión, Virgilio sueña con conocer el exterior, y encuentra su oportunidad al cruzar caminos con una extraña mujer que parece venir de fuera. Evelyn, como representación de la libertad que el chico anhel...