Alex
Recorrí lentamente, de arriba a abajo, el cuerpo de aquella chica con postura rígida y mirada desafiante que apretaba uno de sus puños a un costado mientras que con el otro comenzaba a arrugar varios papeles que llevaba sujetos con fuerza.
Esperé pacientemente para comprobar si terminaba saltando sobre mí y no precisamente para darme un tierno abrazo sino rodear mi cuello con sus pequeñas manos y apretar hasta dejarme sin aire. Estaba seguro de que aquella cabecita suya estaba planeando mil y una forma para terminar conmigo. Su mirada era suficientemente transparente como para ver cuales eran sus intenciones.
Pasó un minuto que se me hizo eterno y ella seguía en la misma posición.
-Por la expresión de tu rostro debo suponer que no te lo esperabas – comencé a decir mientras apoyaba mis codos sobre la mesa -.
Lila resopló y dio un paso en mi dirección. Pero volvió a detenerse y entrecerrar los ojos.
Desvié la mirada hacia sus piernas que estaban desnudas permitiéndome recrear lo bien que se verían rodeando mi cintura. Ya no llevaba aquel oscuro y largo abrigo de intento de espía, así que ahora ofrecía a la vista un delicioso conjunto de piernas firmes y esbeltas enfundadas en un corto pero elegante vestido gris perla que se estrechaba en la parte superior y resguardaba sus hinchados pechos.
Maldita sea, esperaba que aquello que estaba sintiendo no fuese una erección.
-Quizás lo sospeché – hizo una mueca como si no le hubiese gustado llegar a aquella conclusión – y posteriormente lo descarté.
-¿Por qué? -.
Se encogió de hombros.
-Porque era raro que tú crearas algo tan bueno como esto – respondió -.
-No sé de que te sorprendes si soy muy bueno en otras cosas – dije con doble sentido -.
Lila chasqueó la lengua y sacudió su cabeza.
-Siento decirte que dejas mucho que desear en otras cosas – musitó con suficiencia -.
-Quieres que te demuestre como...
Levantó una mano para mandarme callar
-Dejemos una cosa clara, de ti no quiero nada – caminó tranquila hacía mi escritorio y tomó asiento frente a mí, cruzando las piernas y apoyando su mano sobre la rodilla mientras tamborileaba con las uñas en su piel captando toda mi atención – o bueno sí, puede que quiera algo de ti.
Tragué saliva y permití que mi mente vagara un poco con imágenes de mis manos recorriendo su tersa piel y mordisqueando aquellas zonas que le resultaban más sensibles.
Vale. Ahora. sí. Que. Tenía. Una. Erección.
-Dime – insté -.
Observé como su boca se movía y humedecí mis labios inconscientemente.
Era consciente de que no tenía interés en aquella chica mucho más lejos del plano sexual. Pero aquella atracción que recorría mi cuerpo cuando la tenía cerca era imposible de ignorar. No tenía derecho a meterse así en mi cabeza. Y me odiaba a mi mismo por permitir semejante invasión.
Ella acaricio con sus dedos un lado de su cuello y deslizó la yema de los dedos suavemente en dirección descendente, pasando sobre su pecho y produciéndome un tirón en la entrepierna.
-¿Has oído lo que te acabo de decir? - preguntó ella entornando los ojos -.
Parpadeé deprisa y asentí.
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Tormenta
RomanceAlex tiene su vida bajo control, es dueño de un importante empresa publicitaria y las constantes en su vida son el orden y el sexo sin compromiso. Lila esta cursando su segundo año de carrera Universitaria. Impulsiva, sarcástica y con una mirada de...