Lila
No sabía que eran más increíble, si el hecho de que había comenzado a crear una adicción por aquellos cocteles que pasaban por mi garganta como si fuese agua o que llevara una hora exacta sin mostrar mi desagrado hacía nada que el capullo de Alex dijese.
Era fascinante.
Sobre todo eso último.
No solo había encontrado interesante alguno de los temas de los que Alex y Lucas hablaban si no encima me había sorprendido a mí misma participando en alguno de ellos.
Aquella amistad repentina en el mundo de la piruleta que Alex me había ofrecido no estaba resultando del todo errónea. A eso debía sumarle el plus de que nuestros amigos repentinamente se encontraban más relajados y menos alertas, ya no temían que nos prendiéramos fuego el uno al otro.
-¿Es cierto que, ambos os conocisteis en el primer año de Universidad de Stanford? - preguntó Mara emocionada mientras se ponía de rodillas sobre el pequeño sofá esquinero al que nos habíamos dirigido al cabo de un rato -.
Terminó resultando imposible seguir a un lado de la barra ya que esta se llenó al instante al igual que la pista, es por eso que nos acomodamos en uno de los reservados de la zona cercana al Dj.
-Totalmente real – respondió su novio con los ojos un poco brillantes debido al alcohol -.
Fue divertido comprobar como Lucas tenía una tolerancia 0 por el alcohol y con solo tres cervezas su cuerpo estaba más en el limbo que con nosotros.
-Este pequeño cerebrito tuvo la inmensa suerte de compartir habitación conmigo y naturalmente después de comprobar lo imprescindible que soy, no quiso dejarme escapar – comentó Alex con seguridad -.
Puse los ojos en blanco.
El ego de aquel tío era digno de estudio.
-Mentirossso – comenzó a decir Lucas arrastrando la s más de la cuenta – la segunda semana de clases yo quería cambiar de compañero -.
-¿Y por qué no la primera? - bromeé -.
Lucas se encogió de hombros.
-Quise darle una oportunidad -respondió esbozando una sonrisa de lo que yo llamaría un borracho feliz -.
Mara levantó los brazos hacía arriba antes de tirarse sobre mí y abrazarme con ímpetu. En el proceso perdí un poco el equilibrio y terminé chocando con la persona de al lado que por curiosidades de la vida había terminado siendo Alex.
-Lo siento – murmuré incorporándome y ayudando a Mara a hacer lo mismo -.
Alex no respondió solo se limitó a mirarme de reojo y asentir.
-Lila y yo nos conocimos también el primer año de universidad, ¿verdad Liiil? - mi amiga casi me estranguló con sus menudos brazos presa de la emoción -.
-Aja – musité -.
-¡Esto definitivamente es el destino! - exclamó mi chica Disney con una sonrisa -.
Su novio soltó una risita y negó con la cabeza. Lo miré alzando una ceja y este señaló con un dedo hacía Alex que lo estaba fulminando con la mirada desde su asiento.
-No digas la palabra destino frente a Alex, este tipo sin corazón no cree en esas cosas – dijo Lucas a toda velocidad -.
Mara se llevó las manos a la boca y contuvo el aire.
-¿No crees en el destino Alex? - le preguntó ella con tristeza -.
Él que se había remangado las mangas de su camisa dejando ver lo que eran unas venas muy marcadas, demostrando una vez más que se ejercitaba y que el paquete completo bajo su ropa debía ser sorprendente. Apoyó los codos en las rodillas y entrelazó sus manos dejando caer la barbilla sobre estas.
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Tormenta
RomanceAlex tiene su vida bajo control, es dueño de un importante empresa publicitaria y las constantes en su vida son el orden y el sexo sin compromiso. Lila esta cursando su segundo año de carrera Universitaria. Impulsiva, sarcástica y con una mirada de...