Capítulo 2

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Alex

Aquella chica con aspecto de querer estar en otra parte menos allí, seguía fulminándome con la mirada como si esperase poder desintegrarme si se esforzaba un poco más.

Tenía que encontrarme a la hermanita pequeña de Elena en la otra punta del mapa. Como si el destino fuese así de caprichoso y se encargara de planear mi asesinato de un momento a otro, porque sí, esa chica tenía toda la pinta de querer saltar sobre mi yugular en cualquier momento. Y podía asegurar de que no era precisamente para pasear sus bonitos labios por mi cuello.

Esa niña me odiaba y no se molestaba para nada en fingir lo contrario.

Bueno, aunque la palabra niña quizás era un poco relativa para describirla..

Deslicé una vez más mis ojos por su cuerpo asegurándome de que aquella niña que había visto en alguna ocasión, cuando su hermana y yo salíamos, se había convertido en una despampanante mujer llena de tantas curvas que incluso me picaban las palmas de las manos por poder acariciarlas en su totalidad.

Joder.

Estaba enfermo.

Lo único que me faltaba era fantasear con la idea de acostarme con la hermana pequeña de Elena.

-Has crecido – me limité a decir -.

Entrecerró los ojos como si estuviese analizándome.

Uf. Aquella mirada me ponía los pelos de punta.

Y también me excitaba no iba a negarlo.

-Suele pasar con los años.. - ella dejó su bolso, que era lo suficientemente grande como para golpearme con el, sobre la barra – ya sabes, la gente crece y esas cosas.

Me encogí con el tono helado y cortante que cargaban sus palabras.

Confirmado.

Ella me odiaba y detestaba a partes iguales.

-No te había reconocido – aseguré -.

¿Quién podría hacerlo? Cuando la última vez que la vi yo tenía 18 años y ella.... Mmm ¿14? ¿15?

-Lastima no poder decir lo mismo de ti – puso los ojos en blanco -.

Resoplé.

Ya estaba comenzando a cansarme del desinterés de esa chica.

Por el amor de dios, estaba siendo educado tal y como le prometí a Lucas. Pero entonces caí en algo. Yo no tenía porque impresionar a esta chica. Es más, ni siquiera me importaba si su opinión sobre mí mejoraba o seguía siendo tan nefasta como al parecer era así que... ¿Por qué iba a intentar agradarle?

Hasta donde yo sabía la novia de Lucas era la chica pelirroja con aspiraciones a ser un duendecillo, al contrario de la prima lejana de Maléfica que no dejaba de taladrarme con sus oscuros, y bonitos, ojos.

Esbocé una sonrisa.

-Entonces, ¿Cuántos añitos tienes ya? -bajé el tono lo suficiente para que pareciese que hablaba con una niña pequeña -.

Furiosa y dándome la impresión de que quería arrebatarme el botellín de cerveza de las manos para golpearlo sobre un lado de la barra y posteriormente hundir en mi pecho la parte afilada y cortante, Lila respiró hondo y despacio antes de poner las manos sobre sus caderas y mostrar el aspecto perfecto de alguien a quien se le estaba agotando la paciencia.

Mi sonrisa se hizo aun más amplía.

Aquel divertido y absurdo enfrentamiento me resultaba de lo más placentero.

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