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Has regresado a tu rutina pero que en realidad no es del todo igual. Las clases cada vez son más asfixiantes, tienes más parciales y apenas tienes tiempo para dedicarlo a otra cosa que no sea estudiar, estudiar y estudiar. Sin embargo, eres incapaz de concentrarte. No dejas de repasar una y otra vez la conversación mantenida con el Príncipe Oscuro mientras disfrutabais de ese extraño pero agradable picnic que organizó; y de eso ya hace varias semanas. Semanas que has vuelto a dejar de tener contacto con él. Solo los mismos mensajes de buenos días y buenas noches. Has respondido a alguno, con la esperanza de que te contestara e iniciara una conversación, o ¿Por qué no? Una videollamada. Pero nada. Se ve que al Príncipe Oscuro le gusta más hablar cara a cara.

(Nota: El hechizo se mantiene pues tus ojos no se han encontrado con la crisálida mirada del Príncipe Oscuro...)

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Acabas de salir de un exhausto e importante parcial.

Te duele la cabeza. Estás cansada. Y lo único que quieres es irte a casa a dormir. Y también a retomar tus lecturas Bl, seamos claros.

Miras el cielo. Está encapotado. El verano está próximo y con éste la estación de lluvias. Bufas por lo bajo. Odias el mal tiempo. Te da dolor de cabeza, tus ánimos descienden hasta límites insospechados, sin embargo el olor a tierra mojada te trasporta a tu infancia y escuchar el sonido de la lluvia te relaja tanto que es el mejor tranquilizante para ayudarte a dormir. E incluso las tormentas te producen emoción. Ver cómo los rayos iluminan el oscuro cielo teñiéndolo de tonos grises, oscuros, rojos... A veces imaginas que alguien se está debatiendo en duelo entre las nubes y con esa idea te quedas dormida o absorta en tu propio mundo con la frente apoyada en el frío cristal de la ventana.

-Mira a quién tenemos aquí, si es la conejita.

El cansancio acaba de romper el cascarón y de éste ha salido una pequeña serpiente. Pequeña, pero venenosa igualmente.

-Ah, cierto. Dabi no quiere que te llame así. Perdona.

Hawks se ha colocado a tu lado. Parece que él también ha tenido un día duro. Tiene ojeras y el rostro más pálido de lo habitual por lo que has comprobado echándole un vistazo de reojo. Incluso así es sexy, piensas.

-¿Qué tal los exámenes? – te pregunta de repente.

Tu respuesta es encogerte de hombros y caminas hacia el exterior del campus cuando comienza a llover. Abres tu paragua cuando Hawks se cuela debajo.

-¡Hey! – protestas.

-Acompáñame hasta la estación, creo que tengo algo de fiebre.

-¿Nunca has oído que a los idiotas nunca les da fiebre? Por tanto dudo que tengas.

-Oh...eso ha dolido... - se lleva la mano al pecho como un actor de teatro. Ese gesto te ha recordado al Príncipe Oscuro y miras disimuladamente a tu alrededor. Si Hawks está aquí quizás él... - No vas a encontrarle, princesita.

-N-No sé de quién hablas.- balbuceas.

Hawks rie por lo bajo.

-¿Tanto te gusta Dabi?

Su pregunta ha hecho que tus pies se detengan de golpe. Os miráis. Su gesto es serio, prudente, el tuyo está desencajado y tus mejillas empiezan a ruborizarse. Continuáis observándoos mientras las gotas de lluvia caen sobre el paraguas cada vez más impacientes ahogando el sonido de vuestro alrededor.

-No sé de qué hablas.- respondes.

-He visto como le miras.- vuelve a decir sin apartar la mirada. Sus impresionantes ojos dorados brillan con frialdad – No importa cuánto te guste o si incluso llegas a quererle. Dabi jamás te amará.

El Príncipe OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora