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Desde vuestro tórrido encuentro en la playa, es más que evidente que Dabi y tú habéis empezado a salir. Aunque lo que más debería preocuparte, y no te preocupa lo que debería, es que eres propiedad del Príncipe Oscuro. Que el hechizo se ha completado. Y solo ves y oyes al principito. No escuchas a nadie más. No ves a nadie más. No deseas nada más que no sea tenerle entre tus piernas, debajo de ti, a tu espalda...

Y sí, desde vuestra primera vez no hacéis nada más que retozar en cualquier lugar donde os encontréis. Ya sea en el cuarto de baño o en un aula vacía de la Universidad, en el baño de una discoteca donde habéis salido a tomar algo, en su coche, debajo del puente a altas horas de la madrugada, en los probadores de una tienda donde habéis ido a comprar ropa, en tu casa porque Dabi aún no te ha invitado a la suya...

Parecéis bestias en celo incapaces de despegaros durante unos minutos.

-¿Me estás escuchando? ¿Hola? ¡¡Hoooola~!!

Finalmente bajas de las nubes y prestas atención a tu amiga.

-Chica, sí que te ha dado fuerte el principito.

-Mira quien fue a hablar.- murmuras algo molesta.

-Yo no me salto las clases ni paso días sin venir por la Uni para pasarme el día entero en la cama follando con mi novio.

-Será que Midoriya no es tan bueno....- es dejar escapar esas palabras y date cuenta inmediatamente que has metido la pata – Perdona, lo siento, lo siento muchísimo. Sabes que no quería decir eso – vuelves a disculparte pero tu amiga no te reconoce – No sé qué me pasa. Es como si me hubiera devorado y escupido convirtiéndome en otra persona totalmente distinta. Necesito tenerle cerca para respirar.

-Y él necesita tenerte controlada las veinticuatro horas, por lo que veo.- mira tú Smartphone. Te manda mensajes cada cinco minutos y si no contestas te llama – (Tu nombre) ¿Somos amigas, verdad? – asientes convencida de ello – Sé que estás enamorada, que a él le gustas pero... Pisa el freno. Puedes terminar quemándote. ¿Por qué no hacéis algo más que no sea follar? Pareces más su follamiga que su novia.

-No solo nos acostamos... - vuelves a murmurar desviando la mirada pero sientes la de tu amiga encima de ti, presionándote a decir la verdad – Vale, sí, cada vez que quedamos para ver una película o estudiar pues entre descanso y descanso, beso y beso, caricia y caricia-

-Te la mete hasta el fondo.

-Shhhh.

Le tapas la boca muerta de vergüenza y miras a tu alrededor. Parece que nadie en la biblioteca os ha escuchado.

-¿Por qué no se lo dices?

-Decirle el qué.

-Pues que paséis más tiempo juntos conociéndoos porque, querida, no os conocéis. Apenas sabes algo de su vida.

Algo sí que sabes. Conoces su infancia, y él conoce algo de la tuya. Pero nada más. No conoces sus gustos. Ni si tiene hobbies. Ni si le gusta viajar. Qué género de música... Solo sabes que besa como nadie, que lo come como nadie, y que folla como nadie. Aunque tampoco tienes muchos novios con los que puedas compararle...

Dudas ante las palabras de tu amiga y pensándolo fríamente quieres que Dabi y tú seáis una pareja. Que tengáis cita. Que paséis tiempo en casa, viendo una película, abrazados bajo la manta sin que os metáis mano cinco minutos después, que os riáis juntos, que habléis...

****
-¿Más cosas de pareja?

Dabi te mira como si tuviese delante a un bicho horrible.

El Príncipe OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora