— ¡Vamos panteras! — gritaban un montón de personas desde las bancas.
Todo el pequeño estadio estaba atiborrado de gente, eso pasaba cuando se realizaban juegos importantes, en las finales a veces ni siquiera alcanzaban las butacas y la gente terminaba sentada en el piso.
En Millertown eran fanáticos del fútbol americano y no se molestaban en esconderlo.
— Es increíble que estemos ganando — opinó Lauren un poco emocionada, a veces me daba miedo la forma en que su personalidad se alternaba.
— Al parecer Seb y Max se entienden más que bien en el campo — le respondí después de ver el estupendo pase entre ambos.
— Hace mucho que no veía al equipo ganar con tanta diferencia en el marcador — aseguró y yo asentí con la cabeza, pero no agregué nada más.
Estaba muy nerviosa porque en menos de 10 minutos comenzaría el medio tiempo, provocando que mis manos temblaban cada vez que levantaba la vista y veía a la gran cantidad de personas en las bancas.
De hecho, yo calculaba que la cantidad de personas que se encontraban gritando era increíblemente superior a la que tenía en cuenta cuando acepté la apuesta con Seb.
Sin embargo, tomando en cuenta que habíamos sido los campeones la temporada pasada entonces, todo esto era de esperarse, pues todos querían ver ganar de nuevo al equipo en su primer partido.
Miré al hermano de Victoria, y al verlo no lograba entender cómo es que Max se mantenía sereno, aunque me imaginaba que era el hecho de que se encontraba más preocupado por el partido que por una estúpida canción.
Claro que eso no sucedía conmigo, yo estaba hecha un lío de nervios. Me tomé las manos y las estrujé en señal de nerviosismo, mi vista iba a cada rato al reloj para ver cuánto tiempo faltaba.
4 minutos...
Un grito ensordecedor me hizo ponerme más histérica, las panteras habían anotado otro punto y Max parecía tener adrenalina inyectada.
3 minutos...
Mi mente comenzó a repetir la letra de la canción en mi cabeza, pero una tímida voz me sacó de mis pensamientos...
— ¿Seb es el moreno? — preguntó Victoria y yo sinceramente me sorprendí al oírla hablar, me giré hacia ella y pude notar que tenía las mejillas completamente rojas.
Mi chica inglesa se esforzaba al tratar de entablar una conversación.
Me fue inevitable esbozar una sonrisa de mamá orgullosa y por alguna extraña razón eso me hizo sentirme más segura de mí misma, más valiente.
Si ella podía, yo también.
— Es él, si — le respondió Lauren, — él chico que les grita a todos, pero que sus alaridos no te espanten, es un gran amigo.
— Eso parece — admitió Victoria y yo le sonreí tiernamente.
Todos los que pertenecían a la escuela gritaban eufóricos cuando nos fuimos al medio tiempo triunfantes.
Pero yo, yo sentía náuseas, a cada rato me pellizcaba la palma de mi mano nerviosamente.
Justo en ese momento, Mary veía en mi dirección desde la cancha, luego se giró hacia una especie de cabina, para después asentir en mi dirección con la cabeza, como si me estuviera dando permiso.
Max no se fue con el resto del equipo, oh no, él se acercaba al chico del sonido con una sonrisa de seguridad que me hacía sentir aún más patética, sin embargo, el que él fuera en esa dirección era mi señal para comenzar con mi tormento.
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A different kind of blue✅
RomanceSer el rey y la reina del baile es algo que para muchos no es de mera importancia, pero para la preparatoria Miller ese no era el caso, y Elizabeth lo sabía. Ella no quería pasar desapercibida, por ello se empeñó en buscar al chico perfecto para que...