Después de nuestra aventura las cosas se pusieron un poco raras, al regresar al hotel cada una se metió a su cuarto y no se dijo nada más y, al siguiente día, cuando subimos al avión, debo decir que fue el vuelo más silencioso e incómodo de mi vida.
Victoria y yo aludíamos lo sucedido, dábamos por hecho que había sido un impulso del momento pero que en realidad no significaba nada importante para ninguna de las dos.
Y, a pesar de eludirlo, ahí estaba el recuerdo, todo lo que habíamos hecho y lo que se había sentido estaba presente, aunque lo tratáramos de evitar, la miraba a ella y recordaba cómo había sido el retarla para que después ella se atreviera a hacerlo.
Ni si quiera me atrevía a decir la palabra en mis pensamientos.
Descendimos del avión y al entrar a la zona del recibidor observé a Max a lo lejos, en sus manos portaba un ridículo cartel que decía: "Las chicas que se fueron a New York y me abandonaron".
Sonreí al instante, no podía evitarlo, pero tampoco pude evitar pensar en el hecho de que en todo mi viaje ni si quiera se me pasó por la cabeza el nombre de Maxwell Oldman, a pesar de que estuve con su hermana todo ese tiempo.
Me sentí mal, por él, por Victoria, por mí, por los tres... ¿Qué mierda estaba pasando aquí?
Ni si quiera yo lograba entenderlo, todo se había vuelto tan confuso de la noche a la mañana.
Me giré disimuladamente de tal manera que pudiera ver a Victoria, a primera vista no se notaba, pero yo la conocía lo suficiente como para percatarme que cuando levantaba la vista hacia su hermano en su rostro aparecía un gesto de culpabilidad.
Pero... ¿Por qué sentirse culpable?
Si nuestras acciones en aquella ciudad no habían significado nada para nosotras entonces no entendía por qué razón ella debería sentirse así, éramos dos chicas emocionadas que habían sido atraídas por la euforia de sentir un gesto de romance en el piso más alto de una gran ciudad.
Solo era eso.
Solo eso...
— Estoy destrozado — nos reclamó Max al llegar frente a él, su gesto era increíblemente dramático, incluso tuve que hacer un puchero para demostrarle que realmente me sentía mal por no haberlo llevado con nosotras.
Pero eso no era cierto, me duele decirlo, pero no lo había extrañado ni un poco.
¿No es acaso, en las novelas más profundas de amor, en las que se narra que incluso un segundo, alejados de la persona a la que amas, es como vivir la tortura más despiadada que el alma es capaz de soportar?
— No quisimos irnos sin ti — mentí, y me sentí fatal, odiaba mentir.
— La verdad, yo ni me acorde de ti — admitió Victoria, sin algún dejo de pena en su voz.
Max y yo la miramos, Max completamente ofendido y yo gritándole con mis ojos que fuera más afable con su hermano.
— ¿Qué? — preguntó Victoria encogiéndose de hombros, — solo fue un día y estaba en New York, por favor, no había manera de que me acordara de ti en ese lugar — se defendió.
— Esta bien, lo dejare pasar esta vez — aceptó su hermano, — pero cuéntenme... ¿Cómo les fue? — la voz entusiasmada de Max me hizo sonreír.
Los tres comenzamos a caminar hacia el estacionamiento sin prisa alguna.
— Venga, cuéntenmelo todo, quiero saber si vieron sus futuras escuelas, si fueron a visitar Central Park, o tal vez fueron a ver de cerca a la estatua de la libertad — Max presiono el botón de la llave del auto y un "bip" sonó a tan solo unos metros, — y seguramente visitaron el Empire States, tuvieron que subir a ese lugar y ver la ciudad entera o tal vez visitaron Broadway...
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A different kind of blue✅
RomanceSer el rey y la reina del baile es algo que para muchos no es de mera importancia, pero para la preparatoria Miller ese no era el caso, y Elizabeth lo sabía. Ella no quería pasar desapercibida, por ello se empeñó en buscar al chico perfecto para que...