A different kind of blue✅

Capítulo 12

Navidad Parte 2

Cuando la luz se encendió lo primero que logré notar fue que mis manos se encontraban sobre un trapeador.

Rápidamente me incorporé, pero frente a mí solo se podían ver más trapeadores, sin embargo, al girarme por completo me sorprendí enormemente al notar a la persona que se encontraba en esa misma habitación.

Victoria... mi chica inglesa... se encontraba parada frente a mí, con un atuendo de mesera, sus ojos azules resaltaban por la pañoleta que se posaba en su cuello, la cual era de un azul cielo.

— Chica inglesa al rescate — me dijo mientras con su mano hacia un saludo de soldado, solo que yo aun no lograba reaccionar y es que simplemente no me lo podía creer.

Victoria arrugó las cejas como si no entendiera porque yo no hacia el más mínimo intento por moverme, pero al final logré reaccionar, soltando una carcajada que inundó la habitación.

— ¿Ya te he dicho que eres increíble? — le confesé entre risas.

— Increíble va a ser si mis padres descubren que vine a esta estúpida fiesta y que no tuve la delicadeza de saludar a su amado alcalde — agregó sarcásticamente.

— Espera, ¿entonces no vienes a la fiesta? — pregunté lanzándole una mirada desconcertada.

— ¿Que comes que adivinas? — exclamó al tiempo que abría la puerta y se asomaba por el marco únicamente sacando la cabeza, como si revisara que nadie viniera por el pasillo, — estoy aquí para salvarte de esta aburrida fiesta.

— No es abur...

— Entonces de esta clasista fiesta — interrumpió mi reclamo con apenas un susurro.

— Si sabes que me pudiste haber enviado un mensaje ¿no? — le reclamé con mi voz que sonaba como si fuera lo más obvio de mundo, ella se giró hacia mí apretando los labios, pero no sabía si era porque estaba enojada o exasperada o las dos cosas.

— Así no sería divertido, relájate un poco, Beth.

Beth.

Una sonrisa estúpida se posó en mis labios como si nunca alguien hubiera pronunciado mi nombre de esa manera... ¿por qué sonreía como niña de doce años?... mi subconsciente me gritaba: "quita esa sonrisa, que ella no te mire así", pero es que simplemente no podía hacerle caso a mi lado razonable cuando sentía que un cosquilleo me tomaba las puntas de mis dedos.

— Todo el mundo me dice Elizabeth, — le solté como única respuesta "sensata".

— Pensé que yo era un poco más que el resto del mundo — me reclamó e imitando uno de mis gestos comunes, se tomó el pecho como si estuviera dolida por mis palabras, — me rompiste el corazón.

— Dramática — le protesté, pero se me escapó una sonrisa delatadora.

— Ja, ja, ja, mírate en un espejo y vuelve a decirlo — me contradijo.

No dije nada más, sin embargo, mi sonrisa seguía ahí como quien no puede contener una simple curva en sus labios. Ella volvió a asomar su cabeza por el marco de la puerta y un segundo después la abrió de par en par.

— ¡Corre! — me gritó al tiempo que me jalaba del brazo provocando que corriera tras ella.

La verdad no tenía la menor idea del por qué corríamos si ambas estamos invitadas a la fiesta, hasta que me percaté de que nos encontrábamos en una bodega de vinos, de hecho, en la bodega de vinos del alcalde.