Capítulo 14

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Era un nuevo año y se podía sentir en el ambiente. Además, las vacaciones de invierno nos habían dotado de energía y, en ese momento, nos encontrábamos regresando a la escuela eufóricos y con ganas de ver de nuevo a nuestros amigos.

Desde el día de la fiesta de navidad no volví a ver a Tomás y estaba segura de que ya no lo vería de nuevo por un tiempo, pues Lauren me informó que se había marchado de la casa de su abuela el día después de la celebración de año nuevo.

No vi a los hermanos Oldman durante todas las vacaciones, así que no tuvimos oportunidad para hablar de nada, ni para intentar aclarar las cosas.

Tenía que aceptar que me había marchado de una forma abrupta y que ni siquiera me había girado para despedirme de ellos, seguro Max pensaba que era una patética porque había salido corriendo detrás de mi ex.

Y la verdad si había sido un poco patética...

Pero un nuevo año simbolizaba un nuevo inicio y, de alguna forma extraña, sentía que ese año sería mío, de una y mil formas, se palpaban los cambios en el aire.

— Hola — saludé a Max mientras me sentaba a su lado en las bancas de la cafetería. — ¿Qué tal las fiestas? — él se giró hacia mi mientras mordía una especie de emparedado y un poco de cátsup se derramo por su labio.

¿Ese era el momento en el que yo lo limpiaba con la yema de mi dedo y nuestras miradas se encontraban de tal forma que pareciéramos un par de enamorados?

— Bien, perfecto, excelente — me respondió nervioso al mismo tiempo que se limpiaba apresuradamente con una servilleta.

Pues no... ese no era el momento para mirarnos a los ojos y besarnos como un par de adolescentes.

— Bien — asentí con la cabeza.

El ambiente se tornó un poco incomodo entre ambos y a mí no se me ocurría algo más que agregar, así que comencé a enrollar un mechón de mi cabello por el simple hecho de hacer algo.

— Escuche por ahí que no pasaste las fiestas en tu casa — inquirió Max después de unos largos segundos de silencio.

— Si — le respondí casi al instante, — es decir, siempre salimos del pueblo en las fiestas, es como una tradición.

— Genial — agregó, pero después no dijo nada. 

De nuevo el silencio incomodo.

Comencé a revolver mi licuado y casi al instante recordé algo que el mismo Max me había propuesto.

— ¿No se suponía que ibas a invitar a cierta chica a salir después de las fiestas? — yo esperaba que él reaccionara de una manera distinta, sin embargo, su ceño fruncido y su cabeza ladeada me confundieron.

— Seguro que a tu novio le molestaría bastante — me aseguró y en su voz predominaba la ironía, o al menos eso percibí.

— ¿Novio? — negué con la cabeza, — primero logro que Victoria baile la macarena en medio de toda la escuela — bromeé con una gran sonrisa, la cual borré al ver la expresión seria de Max, — ¿pasa algo?

— Ese chico, el de la fiesta, tu saliste corriendo tras él, él te abrazo y todo — su voz de confusión era sincera.

— Tomás no es mi novio, lo fue, pero ya no más — le expliqué con bastante calma.

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