— Solo pruébatelo — empujé a Victoria hacia mi vestidor y ella entró a regañadientes.
— Esto ni siquiera es un maldito disfraz — se quejó.
— Venga, no te vas a morir por probártelo, además es negro — era mi única forma para tratar de convencerla.
— Si, pero el corte es a la altura de mis muslos y está demasiado ceñido al cuerpo — protestó en un claro intento para que yo desistiera de mi tarea.
— Si no te gusta te lo quitas — le aclaré.
Escuché un bufido del otro lado de la puerta y una sonrisa apareció en mi rostro. No podía evitar reírme de su enfado, siempre se enojaba por todo.
— Listo — escuché que la puerta se abría así que me giré para poder obtener una mejor vista de Victoria, sin embargo, lo que se encontraron mis ojos me dejó pasmada.
— ¿Tan malo se me ve? — me preguntó con una inmensa inseguridad en su voz.
— Te ves hermosísima — le confesé y me enterneció ver el sonrojo que le provoqué.
— No digas mentiras — protestó, intentando parecer irritada.
— ¿Crees que estoy mintiendo?... ¡por Dios, mírate! — la giré por lo hombros para que ella se lograra ver en el espejo de cuerpo completo que tenía en mi cuarto.
La recorrí con la mirada. Esta mujer tenía un cuerpo espectacular.
Noté que sus piernas estaban trabajadas por algún tipo de ejercicio y sus brazos eran delgados y delicados, tenía que aceptar que ese vestido se le veía incluso mejor que a mí.
— Hoy conocí la envidia — le confesé para así lograr sacarle una sonrisa, ese tipo de sonrisa que se que era sincera.
Con Victoria había aprendido que cuando una persona cerrada y tímida sonreía, lo hacía sinceramente.
Era un gesto tan sencillo y al mismo tiempo tan privado que realmente me hacía sentir especial el simple hecho de poder verla así, feliz de verdad.
— Creo que me veo ridícula — me confesó al tiempo que se mordía el labio.
— ¿Por qué? — le pregunté, claramente confundida.
— No estoy acostumbrada a vestirme así — la volví a girar por los hombros y quedamos frente a frente, así yo la podía mirar seriamente.
— Dime la verdad, ¿a ti te gusta cómo te ves? — ella bajó la mirada, apenada, — me importan una mierda las demás personas, ¿a ti te gusta?
— Si — escuché que aceptaba casi en un susurro.
La tomé por la barbilla, obligándola a que levantara el rostro y me mirara.
— Eso es lo único que importa cariño — le aclaré, quitando un mechón de su cabello que le caía por los ojos, — nunca creí que Victoria Oldman se preocupara por lo que las demás personas piensan de ella, me lo imaginé de cualquiera, pero no de ti.
— Es solo que con un vestido tan corto se logran ver las marcas en la piel que tengo cerca de los muslos, — me confesó y yo le sonreí, divertida, ella apartó la mirada. — ¡No te rías!
— Oye, mira — levanté un poco mi playera y le mostré unas diminutas marcas parecidas a las suyas que estaban cerca de mi abdomen, — ahora ya no te puedes creer especial por tenerlas, yo también las tengo.
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A different kind of blue✅
RomanceSer el rey y la reina del baile es algo que para muchos no es de mera importancia, pero para la preparatoria Miller ese no era el caso, y Elizabeth lo sabía. Ella no quería pasar desapercibida, por ello se empeñó en buscar al chico perfecto para que...