13. Cicatrices de Papel.

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Milky Way saltó de la cama asustado, detestaba esas visiones repletas de cerezas, pastelillos y crema rosada, la visión de Licorice era la misma no importa cuanto deseaba cambiarla, mientras la suya era... Un vacío.
Un estúpido y feo  sin talento tenía por delante ese futuro dulce mientras el hermoso albino sólo poseía su destino solitario ¿Cómo era posible?

Debía deshacerse del cálido porvenir que le esperaba al nigromante, las cerezas, las cerezas eran las culpables aunque existían muchas galletas por ahí con aquel fruto como parte de sus ingredientes, se abrazó pensativo detestando a Licorice por abandonarlo. ¿qué significó la intimidad para él? A la primera oportunidad corrió a los brazos de alguien más para dejar atrás a un chiquillo hermoso que le brindaba todo.

Imperdonable.

-¿Estás bien? -Wind Archer salió desde las sombras, Milky Way pegó un grito de sorpresa -Te ves pálido.

-Tuve una pesadilla -Se hundió de hombros a nada de ponerse a llorar, Wind Archer tomó asiento a su lado sin decir una palabra -¿Por qué soy excluido de todo? -Preguntó por fin, tomó por sorpresa al guardián del bosque.

-Hemos intentado procesar muchas cosas, tal vez dentro de unos años lo entiendas. -Acomodó su bufanda con la intención de esconder la cara.

-Insistes en mentirme -Acusó entre sollozos -Sé quien soy, no necesito de ustedes para formar parte de algo ¿Cuántos años más esperan ocultarme que tengo en mi poder el cristal nebular? -Wind Archer formó una línea recta con sus labios -Puedo ser más de lo que piensan, soy más que un niño.

El arquero sintió un vuelco en el estómago, si Milky Way se descontrolaba ahora tendría que hacerlo apretó el mango se su arco rezando por un milagro, pidiendo no tener que manchar sus manos.

-Justo por ese comportamiento insolente es que no estás listo. -Cruzó los brazos -Si me permites explicar...

-¿Más excusas? Yo me largo... -Avanzó hacia la puerta, un sonido que reconoció al instante lo hizo detenerse antes de cruzar el marco, pudo ver gracias a un espejo una de las flechas de Wind Archer apuntando directamente -Hazlo -Se volvió para enfrentarlo, pudo notarlo, ese guardián frívolo y rígido estaba temblando como un cachorro asustado -Ya no te tengo miedo.

-Jamás busqué tu temor... -La voz le salió temblorosa -Regresa a la cama.

-¿Sabes? Te he detestado cada minuto de mi vida -Confesó acompañado de una sonrisa cínica -Estuve muy consciente de tu desprecio pero estamos a mano, ya no los necesito, estoy dispuesto a darte el placer que buscas porque tu pasión va más allá de la carne... Tienes mucha sed de sangre.

-Error... -Replicó sereno -Mi misión es proteger la vida -Inclinó la punta de la flecha para dirigirse al cristal nebular -Milky Way, vuelve a dormir.

El jovencito no obedeció, su convivencia con Wind Archer nunca fue tan íntima, no obstante fue suficiente para saber que se abstendría a lanzar aquella flecha mortal, aunque su vida dependiera se ello, desapareció ante sus orbes verdes caminando como un triunfador.

Licorice veía el cielo nocturno hundido en la desesperación, arrepentido de que su lengua nefasta haya declarado días antes que al encontrar el cristal nebular no dudaría en entregarlo. Levantó la vista desanimado, caminaba sin rumbo angustiado también porque Pomegranate le exigía poner en práctica la magia de Café y por ellos aun siendo de madrugada se negaba a volver a la oscura torre.
Entonces vio a Madeleine y Espresso conversar frente a uno de los jardines más concurridos de la ciudad, disfrutaban una bolsa con rosquillas glaseadas secreteándose para luego soltar risillas traviesas seguramente pensando que nadie los veía, Madeleine sostenía su cintura mientras Espresso se colocaba sobre las puntas de sus pies para alcanzar los labios del caballero y así unirse en un cálido beso... Lo notó desde esa distancia.
El amor que existía entre ellos era maravilloso, tanto que en poco tiempo el tierno beso subió de tono,  la luz lunar bañaba a la pareja por lo que brillaban, resplandecían casi igual a una hermosa pintura... Licorice se percató de que su corazón se mantenía roto, recordaba que Milky Way le advirtió que jamás andarían de la mano delante de los demás, eso lastimaba ¿Realmente no era merecedor de ese bello amor ante sus ojos?

-Madeleine no escribió las tarjetas -Gritó acercándose lleno de rabia, hizo que se separaran y que Espresso retomara esa postura firme digna de un profesional. -Yo escribí las tarjetas... Yo... Todo era una mentira...

-Lo sé -Carraspeó el profesor.

-Licorice, es algo tarde... -Madeleine estaba sonrojado porque aunque el nigromante desconocía esa información, lo había atrapado comiéndose a besos con su pareja en medio de su patrullaje nocturno -Aunque nos alegra encontrarte, el día que volvimos no estabas cerca de aquí.

-¿Ah? ¿Acaso no lo entienden? ¡Están juntos por una mentira! D-Deberían ser infelices y lamentarse... -Tiró de su cabello desesperado por no comprender lo que sucedía, ni tener una idea de como terminó uniendo dos corazones.

-En realidad admito que tu comportamiento fue infantil y patético... -Licorice se encogió porque el mago de café dio directo en su orgullo -¿A eso llamas un plan? Deberías repasar más tu... Lo que sea que te dediques a hacer y así ser un adulto funcional. -Ajustó sus anteojos.

-Pero fuera de eso estamos agradecidos -Sonrió Madeleine tomando la mano de su amante -Me ayudaste a dar un gran paso hacia la felicidad, sin ti jamás habría sucedido... Así que, gracias.

Dicho esto prefirieron retirarse dejando atrás al miserable hechichero que se asfixiaba en el coraje de ver tan feliz a ese par de presumidos, engreídos y patéticos idiotas. ¿Por qué les iba tan bien? Espresso siempre tan brillante y profesional, Madeleine tan risueño y fuerte.

-Los odio, los odio. -Se tiró en el suelo, veía las saliva y el moco escurrir de su nariz, arañaba el suelo. -Odio a todos...

Elevó su cabeza y cerró los ojos, la estrelló contra el suelo, un golpe que rapidamente abrió una herida en su frente que chorreó sangre, lo hizo una vez más intentando desaparecer, llenando el concreto de su líquido vital ¿Estaba tan condenado? Ni siquiera el único que le brindaba su amor romántico estaba dispuesto a aceptarlo por completo.

-Licorice... -La voz de Milky Way detuvo aquel castigo-¿Qué estas haciendo? -Todo le daba vueltas a Licorice -Eso debe doler... -Se Inclinó para recogerlo -¿Sueles hacerlo seguido? -Licorice apenas reaccionaba.

Lo admiraba ensimismado, Milky Way era en verdad la galleta más hermosa que conoció en toda su vida, se lanzó a su brazos destrozado aferrándose a lo único bello en su vida; levantó el moño para besar el cristal de su pecho entonces despues pasó manos por su espalda. El albino maldijo ver como sus prendas quedaban con manchas de sangre o embarradas del fluído nasal, apartó la cara con asco.

-Estoy condenado... -Murmuró depositando otro beso sobre el cristal -Te amo, Milky Way Cookie, te amo tanto.

-¿Dónde dormiremos? -Milky Way percibía el sofocante olor a sudor de su contrario.

-¿De qué hablas? ¿Y Moonlight Cookie?-Licorice Sollozó sin mostrar intencion de querer despegarse.

-Yo... Por ahora deseo pasar la noche en otro lugar -Removió su cuerpo entre los brazos del hechicero.

-Puedo llevarte a la torre -Propuso el encapuchado pensativo, sabía que era como llevarlo a una trampa. -Ven, sigueme -Inició el trayecto tomando su mano, por primera vez caminaron juntos con los dedos entrelazados como una pareja real.

¿había otra opción? Licorice imploraba mentalmente que hubiera otra oportunidad para Milky Way, besó su mejilla antes de guiarlo a la profunda oscuridad.

Supernova Superstar | Licorice Cookie x Male OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora