10. This

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Hacía algunos días que el clima había empezado a cambiar. Algunas lluvias habían empezado a caer de vez en cuando, no siendo más que unas pocas gotas. El cielo nublado solo conseguía apagar más el estado de ánimo de Volkov.

Actuar como una persona totalmente ajena a él no era algo nuevo, se había infiltrado más de una vez, sin embargo, esta vez se sentía agotado. Sentía que las cosas no avanzaban, y cada día que pasaba era un día que había desperdiciado.

Era frustrante no saber de dónde sacar información, lo único que tenía como posibilidad era el negocio de Mamedov, que podría llegar a atraer a Horacio, aunque por el momento, aquello no había dado resultado. Le había acompañado a algunas reuniones, pero ninguna de aquellas le había servido para averiguar algo.

Estaba solo en aquella ciudad y debía fingir interés en cosas que le parecían ridículas, del mismo modo que la actitud que adoptaba también. Empezaba a sentirse cansado y agobiado de la situación, y los peores escenarios volvían a su mente.

La noche había caído, y Volkov se encontraba en la cama del pequeño apartamento que había alquilado. La habitación de motel en la que vivía empezaba a generarle más costos que vivir en un pequeño lugar, por lo que decidió cambiar su vivienda en ver que la búsqueda de Horacio iba para largo. No era el lugar más bonito del mundo, ni el mejor decorado, pero poco le importaba.

Miraba al techo tratando de conciliar el sueño, a pesar del cansancio físico y mental, era incapaz de dormir. Cuando cerró los ojos, una llamada rompió el silencio en el que se había sumido, haciéndole despertar por completo. Tomó el teléfono entre sus manos, observando el nombre de Mamedov en la pantalla. Descolgó la llamada, sintiendo el mal humor apoderarse de él.

-Priviet ¿Qué quieres, no has visto qué hora es?- Preguntó, haciendo más énfasis en su acento.

-Priviet, priviet. Ya sé que es tarde pero tengo muy buenas noticias.

-Espero que sean importantes...

Aguantar a su compañero durante el día ya era cansado, pero si además debía hacerlo cuando estaba a punto de dormir, era insufrible.

-Que sí, mira, acabo de llevar a un cliente y en el camino le he contado sobre nuestro negocio ¡Me dicho que quiere una reunión para invertir!

Por la hora que era, Volkov suponía que debía ser alguien que volvía de alguna fiesta bastante perjudicado.

-Bien, bien, eso es bueno... Pero podía esperar a mañana para que me lo contaras.

-No, no, me tienes que decir una fecha para poder hacer la reunión.

-¿Qué, ahora? ¿Y por qué yo?

-Porque eres mi socio, gracias a ti hemos conseguido inversores.- En aquello tenía razón, había sido todo gracias a Volkov que habían conseguido gente interesada, cuando se lo proponía podía ser muy insistente, algo en parte aprendido de Horacio.- Tengo al cliente aquí, dime una fecha.

-¿Pero cómo que tienes al cliente ahí aún? Madre mía... Yo qué sé, eh...- Se quedó totalmente en blanco, eran demasiadas cosas que asimilar a la vez.

-El viernes por la noche es una buena fecha ¿Te parece bien?- Pero antes de que respondiera, volvió a adelantarse.- El cliente dice que sí, quedamos el viernes ¿Vale?

-Eh...

-Te cuelgo que aún no he acabado el turno, до свидания (Adiós).

Y tras eso, escuchó el teléfono comunicar. No acababa de entender lo que había ocurrido, tan solo que, por desgracia, debería acompañarle de nuevo a una reunión, de la que seguramente no sacaría nada provechoso.

When you're gone - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora