16. High and dry

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El ambiente desde la discusión con Maia se había ensombrecido sin poder hacer nada para evitarlo. Horacio trataba de verse animado, pero Volkov sabía que no era verdad, que todavía seguía dándole vueltas a aquella conversación, pero el de cresta ponía todo su esfuerzo en disimularlo por Charlotte, porque no quería que su madre lo viera mal, no quería preocuparla.

Trataron de seguir con sus vidas de forma normal, ir a sus trabajos, salir juntos... Todo lo que habían estado haciendo en el día a día, pero era complicado cuando Volkov sentía a cada rato la mirada distraída de Horacio, cuando sabía que estaba enfrascada en sus pensamientos, seguramente todos negativos y siguiendo el mismo hilo conductor: la culpa por la muerte de Gustabo. Ese pensamiento le llevaba a muchos otros igual de negativos, y toda la paz que había conseguido se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos.

Era sábado por la noche, Volkov y Horacio estaban en la cocina, limpiando y secando los platos que habían usado durante la cena. Había silencio, Charlotte estaba en su habitación dormida, y entre ellos solo se escuchaba el ruido de la vajilla moverse, el zumbido constante del frigorífico, el sonido de las agujas del reloj. Normalmente Horacio siempre hablaba, bromeaba y buscaba picar a Volkov para que le siguiera el juego, pero esa vez no era así, como llevaba pasando semanas.

-Hache.- Llamó Volkov, ganando la atención enseguida del de cresta. - Han pasado ya varias semanas, y sé que me dices que está bien pero... No lo estás.

Bajo sus ojos apreció las ojeras que se marcaban, sabía que no descansaba como era debido, que se pasaba más de una noche en vela.

-Ya te lo he dicho, estoy perfectamente, tan solo estoy cansado.- Respondió, siendo lo mismo de siempre, como un mantra que repetía.

-Horacio, por favor... Entiendo que lo que dijo Maia te afectara, pero no puedes seguir culpandote.

-¿Y de quién es la culpa entonces? Debería haber hecho más caso a Gustabo, debería haber sabido que las cosas no estaban bien, que no podía salir tan pronto del hospital...

-La culpa no es tuya, tú también has sufrido, también lo has pasado mal... No puedes cargar el peso del mal de todo el mundo, no puedes pretender que puedes ayudar a todos.

-¡Pero podía haber ayudado a Gustabo!- Deja de golpe el trapo que sostenía para secar, y se arrepiente al momento de haber alzado la voz.

-No puedes seguir anclado al pasado, por favor... Ya sabes que podemos hacer algo, podemos ir a un psicólogo si lo necesitas.

-No, ya te dije que no voy a ir al hospital, si Maia me ha encontrado el resto puede hacerlo. Yo estoy bien, deja de pensar que soy débil.

-¿Qué? Hache, no pienso eso ¿Por qué lo dices? Tan solo me preocupo.

-Ya... Siempre estás igual, como si no pudiera cuidarme de mí mismo.- Volkov abrió la boca para rebatir, pero Horacio volvió a hablar.- Déjalo, me voy a dormir, estoy cansado.

Volkov dejó el plato de nuevo en el fregadero, escuchando los pasos de Horacio alejarse, para después escuchaf el sonido de la puerta del dormitorio abrirse y cerrarse. Apoyó las manos en la encimera, reclinandose ligeramente. Los ruidos blancos cada vez eran más molestos, metiéndose en su cerebro. Cada vez que quería ayudar a Horacio las cosas salían en su contra, y empezaba a pensar que no tenía nada que hacer si el moreno no dejaba ayudarse.

Mientras, Horacio tumbado en la cama se arrepentía de haber hablado de esa forma a Volkov. Sabía que él solo quería ayudarle, pero él se cerraba.

La semana siguiente empezó con normalidad, excepto que las cosas con Volkov se habían vuelto algo tensas. Horacio ya no lo soportaba, quería que todo volviera a ser lo que era, pero para eso debía empezar por él mismo.

When you're gone - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora