Capítulo 3

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Wang Yibo era un joven apuesto, soberbio, cruel y engreído, conocido por ser el favorito de las chicas en la secundaria Yiling desde el primer año. Siempre le gustó hacer su voluntad y no le importaba lastimar a las personas que sentía como una amenaza, mientras consiguiera lo que deseaba, el resto salía sobrando.

Razón de ello puede dar su fiel y leal esposo, aquel dulce joven que dejó todo para llevar la fiesta en paz en su matrimonio; algo que no hizo gracia a su padre y amigos cuando se enteraron del verdadero infierno que vivía desde que se casó.

Querían matar a Wang Yibo, pero no podían hacer nada si Xiao Zhan no decía algo. No podían interferir en un matrimonio sin pruebas que avalaran sus acusaciones, ya que cada vez que sus amigos denunciaban, el pelinegro siempre enmascarada todo con el tonto pretexto de excusar a su esposo por la presión de la empresa.

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Ahora le pesaba en el alma haber tratado como basura a la única persona que lo cuidó a pesar del mal trato que siempre le dio todos los días con sus palabras ofensivas y golpes que dejaron huellas por semanas.

El pelinegro siempre lo cuidaba cuando regresaba ebrio después de haber estado con sus amigos, oliendo a licor y humo de sus concurridas fiestas de fin de semana. Siempre tenía su comida caliente a tiempo, su ropa estaba perfectamente bien planchada y perfumada en sus armarios, así como sus cosas estaban ordenadas y sin ningún rastro de polvo.

Casi se podía considerar a Xiao Zhan como una esposa ejemplar; un espécimen del cual no existía hoy en día, pero que Wang Yibo nunca supo apreciar en un instante ya que siempre lo trató incluso menos que un sirviente.

¿Qué podía hacer ahora para remediar seis años de sufrimiento intensivo?

Tal vez pedir perdón no solucionaría nada, pero por lo menos tranquilizará su alma triste y miserable que se convirtió, después de ver la foto de su matrimonio falso en la cómoda de su habitación.

Era cierto que no lo amaba, pero poco a poco el pelinegro logró meterse de a pocos en su ser, aunque fue demasiado tarde admitir que no había arreglo alguno en su relación, cuando lo vio partir de la casa con todas sus cosas, tres días después de haber firmado los papeles en el juzgado.

Ni una sola mirada le dedicó desde que se encontraron en la casa, obviamente pensó que en algún momento le rogaría para solucionar las cosas.

Maldecía en estos momentos ser un estúpido presuntuoso.

Si realmente fuera cierto aquel rumor, podría acercarse a la pequeña sin ningún problema con ayuda de Feiyu y a través de ella, reconstruiría su relación con su ex marido; retomando aquello que nunca debió tirarse al precipicio.

Porque si era sincero consigo mismo, el día que lo conoció quedó embelesado por su apariencia, no negaría que lo atrajo como el néctar de las flores seduce a la abeja; pero su necedad podía más que la razón.

Por un momento estuvo tentado a dejar sus planes perversos para darse una oportunidad con aquel ángel que sintió lo mismo que él, ya que no era estúpido al darse cuenta que no le era indiferente.

La felicidad estuvo siempre delante suyo todo el tiempo, pero dejó pasar aquella hermosa oportunidad, para vivir un infierno intenso.

Yang Yang siempre tuvo razón al decir que un día el karma se le regresaría, y ese día había llegado tan pronto como se marchó.

-¿Qué pasó Yibo?... porque llamas a esta hora.

-Necesito que me ayudes con algo.

-¿De qué se trata?.

-Necesito que me ayudes a averiguar si la pequeña niña que vive con Xiao Zhan es mi hija.

-¡¿Qué?!.

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Aún recuerda el día en que llegó temprano, hace ocho años de un viernes de noviembre en la noche, algo realmente extraño y fuera de lugar, pero lo más curioso de ese día fue que encontró al pelinegro con sus auriculares y su laptop tarareando mientras escribía algo en su correo.

Normalmente no solía estar en la sala, ya que pasaba el tiempo en la cocina o en su habitación; algo que exigió el mismo para su gusto y estabilidad mental de todos.

Pero aprovechando que estaba ahí, tiró los papeles en la mesa del costado de mala gana y miró detenidamente a Xiao Zhan en busca de alguna reacción para poder contraatacar.

La sorpresa de su vida se la llevó en ese instante, al ver que Xiao Zhan, tomaba los papeles y leía cada página como si fuera una revista de chismes interesante, pero lo que llamó más su atención fue que no se mostraba ningún signo de histeria colectiva. En cambio su semblante era triste y melancólico.

Tomando un bolígrafo de su bolso, firmó donde estaba su nombre, después extendió los papeles a Wang Yibo sin siquiera mirarlo a los ojos, en cambio, solo seguía escribiendo en su laptop un mensaje de chat mientras tarareaba la canción.

Wang Yibo estaba perplejo, ya que conociendo el temperamento que tenía Xiao Zhan, se imaginaba que esos momentos estaría suplicando, llorando, arrastrándose si es posible para permanecer en la farsa que vendieron a los medios, incluso se hizo una imagen mental en donde estaría arrodillado y con ojos llorosos.

Pero nunca sucedió nada de lo que pensaba, realmente era muy extraña la postura de su esposo, irradiaba tranquilidad por los poros.

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Pasando el momento de asombro y desconcierto, guardó los papeles y al momento de mirarlo, se encontró con la mirada de su esposo directamente.

Pero su atención se fue hacia su rostro pálido y perfectamente maquillado, no mostraba ningún signo de irritación. Sus facciones se mostraron naturales y muy relajadas para su gusto, el cabello estaba perfectamente cepillado y sus labios tenían un color sutil que resaltaba el pequeño lugar que en ese momento se dio cuenta que existía.

No sabía porque motivo no podía articular ninguna palabra ante aquel rostro bellísimo, pero como si Xiao Zhan supiera que tenía dichas intenciones, se quitó los audífonos y bajó la pantalla de su laptop para mirarlo a los ojos profundamente.

Aquellos ojos que siempre tenían un brillo especial, anhelante y lleno de algo que nunca entendió hasta el día de hoy, se habían ido. Ahora en cambio lo que mostraba aquellos ojos azabache, era una altanería y frialdad que pocas veces pudo ver en aquel pelinegro.

LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora