Habían transcurrido seis meses en los cuales la familia XieTan estaba celebrando la llegada de su nueva integrante. Después de llegar a un acuerdo, ambos padres decidieron presentarla ante todos sin ningún problema, ya que se había dado por muerto a la amenaza latente y no era un secreto para nadie que Xie Yun y Tan Sang estaban formalmente casados.
Durante el tiempo que estuvieron en Japón se desarrolló la boda de Darren y Li Qin, aquella recepción fue algo sencilla pero teniendo el ambiente cálido de todos los que presenciaron su unión. Todo salió dio de forma exitosa y sin ningún contratiempo.
-¿Están seguros de que no quieren que cuide a mi nieta? No tengo ningún problema en hacerlo.
-Yo se que te encantará cuidarla, pero decimos irnos los tres a pasar unas vacaciones antes de la operación. -apoyándose en el brazo de su esposo-. Además necesitas descansar A Niang.
-haciendo un puchero-. No estoy tan vieja. Incluso mi corazón late mucho mejor que el tuyo.
-Auch, eso dolió y eso que no soy tu hijo.
-¿Qué haces aquí?
-No me cambies de tema. -cruzándose de brazos-. Nai Nai debe ser buena y hacer caso a su hijo. -dijo Darren-.
-¿No tienes una esposa o un hijo que cuidar?. -respondió Meiyling con cierta molestia-.
-Es cierto primo ¿Dónde está Li Qin? No hablamos desde hace tres meses con ella.
-No quiero verme ni en figuritas.
-¿Qué hiciste? Porque es raro que no quiera verte. -dijo Tan Sang mientras acunaba a su hija entre sus brazos-.
-A Sang debo hacerte una pregunta muy seria.
-¿Qué pasa? Me estás asustando.
-Darren serás mi primo, pero si vienes a dar problemas sacaré tu trasero a balazos. -dijo molesto Xie Yun-.
-No es nada malo primo pero quería saber si en verdad se ponen sensibles en el embarazo. Me esta frustrando A Qin, la amo y todo pero me esta llevando al límite.
-sonriendo-. Ustedes si que son raros y no te preocupes, pensé que me volvería salvaje con el embarazo debido a las hormonas, pero nunca presente cambios de personalidad.
-Creo que es tu karma primito. Te dije que la mejor opción era Dylang. -tomando la manita de su hija-. No tienes madera de padre.
-Por favor chicos, no querrán que diga la forma en que vino al mundo la pequeña Lixue. Precisamente tú no eres ejemplo de padre ejemplar. -mirando al pelinegro-. Bueno, debo admitir que tú si tienes todo para ser una buena madre.
-Cállate primo. -sonrojándose-.
-Gracias. Supongo. -dijo Tan Sang-.
-Eso sí me interesa a mi.
-Nai nai, no creo que tu corazón aguante las desvergüenza de este par de cachondos.
Toda la tarde Darren se pasó contando pasó a paso sobre la llegada de Lixue a este mundo, lo cual se ganó la ira de su primo. Por parte de Tan Sang, la venganza llegaría con su amiga en unas horas al contar con lujo de detalles todo el drama que hizo en presencia de su madre.
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La habitación a la cual entraron estaba demasiado iluminada, no habían ventanas que mostrarán lo que había en el exterior. Todo era tan extraño, pero no quiso preguntar. Sabía que no recibiría respuesta a nada de lo que preguntaran.
Camino detrás de aquella entidad o lo que fuese y solo se detuvo al ver una puerta que contenía tres esferas que sobresalía de todas las cosas que habían dentro.
-Son muy hermosas ¿No lo crees?
-Mmm.
-rodando los ojos-. ¿Tienes idea de lo que son?
-negando-. ¿Esferas?
-¿Qué observador eres Wang? Pero si, son esferas. Pero no del tipo ordinarias. -tomando una de ellas-. Esta que tengo en mi mano, es tu pasado.
-¿Qué?
-asintiendo-. Suena loco, pero lo es... -dejando en la mesa la esfera-. Debo decirte que tu tiempo acabó.
-¿Qué quieres decir? Entonces ya no estaré aquí.
-Técnicamente si. Pasaste tu tiempo de purga por así decirlo... pero debo decirte que ni siquiera yo sé a donde iras. -tomando una cuarta esfera de una cajita dorada-. Es algo muy curioso tú caso. La verdad esperaba más de ti.
-¿Qué querías exactamente? Ni siquiera sé que rayos hago entre los vivos. Se supone que debería estar expiando mis culpas o yo que se.
-¿Quieres que esto acabe?
-Si.
-Bien. Acércate.
-...
-rodando los ojos-. No hay nada de qué preocuparse hombre. Esa cautela debiste tenerla con otras personas y no conmigo. -bufando-. Yo soy totalmente inofensivo.
-Eres raro, por eso no confío en ti.
-Eso no fue amistoso Wang Yibo. -siseando-. Mueve tu lindo trasero aquí. No tenemos tiempo para perderlo.
-rodando los ojos-. De todos modos no puedes hacerme nada ya que estoy muerto. -caminando hacia la mesa-.
Todo se volvió oscuro...
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En un día se cumplía un año desde que ocurrió el accidente que lo único que trajo a su vida fue tristeza y oscuridad. Se suponía que no debería ser así, pero aún mantenía una mínima esperanza de que Wang Yibo despertará de aquella cama de hospital. Era el milagro que había pedido en su cumpleaños con mucha devoción.
Su estado emocional había afectado su estado físico, no se le veía para nada indicios del chico que era antes. Sus amigos no sabían qué hacer y su padre no tenía idea de cómo consolarlo. Ya había tenido que experimentar la pérdida de sus padres y ahora la vida se proponía a que pasara por la misma situación.
Xiao Zhan caminaba hacia la ventana para abrirla y que pudieran entrar los rayos de sol e iluminaran un poco el lugar. Según en su pensamiento, creía que tal vez al estar en contacto con la naturaleza, podría hacer que reaccionará más rápido. No le importaba si lo odiaba, o miraba con esos ojos fríos que lo aterraba. Lo único que deseaba era verlo repuesto.
De un momento a otro los signos vitales en el monitor empezaron a moverse descontroladamente, el sonido de una alarma hizo que el temor consumiera la poca cordura que tenía Xiao Zhan, lágrimas de desesperación salían por botones sin dar tregua a nada.
-¡Ayuda por favor! ¡AYUDA!
Los médicos y enfermeras que estaban pasando su reporte matutino oyeron el escándalo que se presenció en el pasillo. Todos fueron para ayudar al paciente que empezaba a tener un paro cardíaco.
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Lágrimas
General FictionUn matrimonio por conveniencia puede ser un grave error desde el inicio. La vida siempre fue buena con Xiao Zhan, pero hubo un momento en el cual se encontró con Wang Yibo, y todo se revirtió completamente. Sus caminos nunca debieron cruzarse, y d...