Dark Apocrypha: Shuumatsu No Shinwa (Cancelado)

𝕀𝕟𝕥𝕣𝕦𝕤𝕠 𝕀𝕟𝕥𝕖𝕣 𝕌𝕤 (ℙ𝕒𝕣𝕤 𝕀𝕀)

Para zergu12 y vortexnemesis6969
Ustedes fueron capaces de sacar a la luz este capítulo <//3

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Un intruso entre nosotros (parte II)

He sido uno de los reyes más poderosos de Jötunheim, pero también... uno de los más traicionados. 

Durante siglos pensé que mi caída era una visión imposible, que llegaría el reinado de una poderosa dinastía Jötunheim que prosperaría nuestra cultura durante los próximos miles de años. Mi arrogancia era tal que pensaba que yo haría justicia al caído Aegir, que yo era el destinado a retornar a Jötunheim su gloria perdida, su causa perdida. Si yo caía, el mundo de los Gigantes caería conmigo. 

Pero entonces me di cuenta que estaba viviendo una cruel pero hermosa mentira. Mis enemigos estaban entre mis líneas de aliados, y me abandonaron cuando vieron que ni yo, ni Utgarda y ni Farbauti teníamos ya cómo ganarles a las fuerzas de Odín y Njörd. Fui plantado para ser arrollado por la inclemencia de los Aesires y Vanir. Fui dejado a mi suerte en la desesperación por proteger lo poco que quedaba de mi orgullo... y a los seres queridos que sobrevivían.

Pensé que la rendición de Völuspá fue lo peor. Pensé que la humillación de Thor y Vidar a mis caballeros más poderosos fue lo peor. Pensé que el inclemente tratado paz que me hicieron firmar fue lo peor. Pensé... que la muerte de mis hijas fue lo peor que me pasó en toda mi vida.

Pero heme aquí: alzando mi vista observo como el techo abovedado de la sala real de mi trono ha sido despedazado, y ahora se ve el ennegrecido firmamento cubierto por nubes negras azotadas por relámpagos de color verde oscuro. El castillo fue golpeado por las fuertes ventiscas de la oscura tormenta del Helheim, triturándolo hasta las entrañas y llenando todos los peristilos, todos los patios y todos los túneles de escombros. Mi espalda es iluminada con brillos arcoíris y mis músculos son abrasados por los cálidos vientos que emite el Puente Bifrost, una altísima torre de arcoíris con la forma del árbol Yggdrasil que se eleva hasta perforar los nubarrones y más allá. En el horizonte puedo alcanzar a ver, a simple vista, las sombras de dos inmensísimas alas de dragón, más alta que los picos montañosos más altos, con las cuales se cubre buena parte del firmamento inundado de nubarrones y rayos esmeraldas. También puedo ver la espantosa silueta de un gigantesco titán de apariencia arácnida de más de ciento cincuenta metros de altura, con un cuerpo alargadísimo y delgado, placas dorsales con forma de pinchos, con sus costillas extendiéndose a una gran envergadura hasta casi llegar al suelo, y con la cabeza inclinada, su horrida melena cubriendo su rostro. Debajo suyo marchan una extensísima fila de enormes Draugrs humanoides, titanes de más de cien metros de altura que hacen retumbar la tierra con sus pisotones coordinados. El putrefacto olor a muerte arruga mi nariz, y aquí y allá diviso, con el ceño fruncido, los cadáveres de Jotuns convertidos en Draugrs. Hombres, mujeres, niños y ancianos que ni siquiera sabían manejar la espada... convertidos en bestias irracionales por el enemigo.