06. Misión.

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—¡Muichiro! ¡Muichiro despierta! —Una voz despertó al nombrado, este abrió sus ojos lentamente viendo a Mei frente a él

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—¡Muichiro! ¡Muichiro despierta! —Una voz despertó al nombrado, este abrió sus ojos lentamente viendo a Mei frente a él

—¿Qué sucede? —Preguntó con la voz un poco ronca, recién se levantaba

—Tu cuervo a venido, dice que tienes una misión —Habló la castaña sonriendo mientras señalaba a la ventana de la habitación, en donde estaba el cuervo esperando a que Muichiro se preparara

El ojimenta asintió y se levantó lentamente

—Me voy a vestir y luego iré a la misión, gracias —Agradeció sin expresión alguna bostezando

—Pero tienes que desayunar antes de ir —Habló Mei cruzando sus brazos y mirando al pelinegro con el ceño fruncido

—Da igual, ahora si puedes hacer el favor, me voy a cambiar —Habló el pilar a punto de quitarse la camisa, Mei asintió rápidamente y salió de la habitación algo sonrojada —¿De verdad pensaba que me iba a desnudar frente a ella? —Se dijo a sí mismo el pilar mientras reía levemente

Él notaba que había cambiado demasiado al haber estado con la castaña, le había cogido bastante confianza y ya no estaba tan serio ni empanado como antes.

Cerró la puerta de su habitación y se cambió para luego salir e ir directamente hacia fuera para luego ir a su misión.

Mei se encontraba en la sala, cogiendo unas cuantas hojas que le había apuntado Muichiro de los entrenamientos que ella tenía que hacer para cuando el ojimenta salía para ir a alguna misión.

Mientras ojeaba esa hoja desayunaba. Al acabar, dejó los platos en la cocina sin limpiarlos y salió al jardín, obviamente había cogido la hoja para leer después de acabar cada entrenamiento. Había salido de la finca para correr unas cuantas vueltas por un bosque, poco después al acabar volvió a entrar a la finca, ahora le tocaba practicar con su respiración. Según el pelinegro era una de las cosas más importantes, por lo que Mei comenzó a entrenar esa parte seriamente, de vez en cuando controlaba su respiración, hacía meditaciones y cosas básicas. Al acabar ella agarró su Katana de madera y comenzó a practicar todas y cada una de las posturas que le había enseñado Muichiro, los ataques que le había dicho que podrían servir para debilitar a algún demonio. Había estado todo el día entrenando, por lo que ya estaba agotada.

—Que extraño, Muichiro aún no a vuelto —Dijo mientras guardaba sus cosas e iba a tomarse un baño

Entró al baño, dejando su toalla a un lado y metiéndose a la bañera, el agua estaba tibia y muy a gusto.

—Me gustaría bañarme con mi hermana, como hacíamos hace cuatro años... —Se susurró a sí misma sonriendo pero apenada, sintió como lagrimas amenazaban con salir de sus ojos.

Mei tenía una hermana mayor, de un año mas grande, pero por desgracia murió hace bastante por una grave enfermedad. La castaña se acabó de duchar, tratando de no recordar buenos momentos con su hermana ya que no quería volver a llorar por su familia y sentirse tan cobarde.

Unas horas mas tardes Mei ya estaba totalmente libre, ya era de noche y la castaña ya había cenado. No sabía que hacer, no podía estar con Muichiro para hablar y quitarse el aburrimiento -aún que no solían hablar de tantas cosas-, pero tampoco quería dormir, no tenía mucho sueño en ese momento. Hasta que decidió hacer algo.

Se fue muy entusiasmada a su habitación, agarrando una pequeña caja, había un trozo de tela, Mei estaba cosiendo un pequeño pañuelo. Se fue nuevamente a la sala y comenzó a coser, estuvo así un buen rato hasta acabar de coser el pañuelo.

—¡Por fin! Queda perfecto —Habló muy feliz mirando detenidamente el pañuelo, pero su expresión cambió al recordar que el pilar aún no volvía —Supongo que las misiones que deben tener los pilares suelen ser demasiado difíciles —Volvió a hablar levantándose del lugar para dejar la pequeña caja en su sitio

La joven estaba a punto de salir de su habitación pero un pequeño ruido llamó su atención, se volteó y vio al cuervo de Muichiro hacer ruidos en la ventana con su pico para llamar a Mei, ella se acercó a la ventana y la abrió algo confundida.

—¿Pasa algo? —Preguntó —¿Y Muichiro?

—¡Muichiro se a desmayado! —Exclamó el cuervo, que era diferente al de los demás, el de Muichiro no solía hacer ruidos molestos.

La castaña al escuchar al cuervo entró en pánico, salió de inmediato de la habitación, en busca del cuervo a fuera, al verlo volar comenzó a perseguirlo desesperadamente. Se adentraron a un pequeño bosque, y Muichiro estaba inconsciente, suerte que no era tan lejos.

—¿Desde cuando está inconsciente? —Preguntó Mei preocupada, agachándose para ver si el estado de Muichiro era muy grave

—¡Hace unos minutos! —Respondió el cuervo aterrizando, este también estaba algo preocupado, había permanecido cerca de Muichiro durante su misión

El pelinegro estaba herido, pero por suerte no eran graves las heridas. Mei llevó una de sus manos a la frente del contrario y pudo sentir como este ardía por la fiebre. Lo cargó con mucho cuidado y se fue nuevamente a la finca con preocupación, por suerte no fue tan difícil ya que Muichiro no pesaba tanto.

Mei lo dejó en una cama rápidamente y se fue corriendo hacia su habitación para coger el pañuelo que había cosido y un bol con agua fría. Al llegar ponía el pañuelo húmedo en la frente del pilar.

Habían pasado unos cuantos minutos y el pelinegro permanecía inconsciente, pero por suerte la fiebre se le había bajado.

—Por favor... Muichiro... Despierta... —Habló Mei mientras cogía el pañuelo y lo mojaba para nuevamente ponerlo en la frente del pelinegro

Las lagrimas de la castaña salieron de sus ojos, estaba demasiado preocupada.

—Muichiro, te he cogido mucho cariño en unos simples meses... Por favor, espero que no te suceda nada... —Volvió a hablar mientras lloraba y agarraba las manos del pilar, pero la castaña abrió los ojos como platos al ver como el pilar abría los ojos lentamente —¡Muichiro! ¡Gracias a dios!

—No sabía que me habías cogido tanto cariño... —Habló algo cansado

Mei se dio cuenta de que le seguía sujetando las manos, y que el pilar había escuchado todo lo que ella había dicho. Esta con un leve sonrojo lo soltó y sonrió.

—¡M...me alegra que estés mejor Muichiro! —Exclamó algo nerviosa —¿Te duele algo? ¿Quieres agua? ¿Necesitas comer? ¿Te traigo algo? —Comenzó a preguntar cosas tan rápidamente que el pilar se había sorprendido ante la preocupación de la castaña

—No quiero nada, solo qui...

—¡Entonces te voy a preparar la cena! —Exclamó de nuevo interrumpiendo a Muichiro, se levantó dispuesta a ir hacia la cocina pero algo le detuvo, se volteó y divisó como Muichiro le agarraba de las manos

—Mei, no quiero nada, solo quiero que estés aquí —Habló sonriendo

Estaba sonriendo.

Sonriendo.

Mei jamás lo había visto sonreír, en ese momento podía sentir como su corazón latía a mil por segundo, no sabía que hacer, si volver, o ir a prepararle algo, si sentarse con él, sus rodillas temblaban y entraba en pánico de nuevo.

—¿Sucede algo? —Preguntó el pilar muy cansado cambiando de expresión a una confundida

—¡No! ¡N...no pasa nada! —Gritó Mei mientras se sentaba de nuevo, aún le seguía agarrando de las manos

El pelinegro cerró levemente sus ojos, ahora estaba por dormir, se encontraba demasiado cansado, mañana seguramente Mei se encargaría de curar sus heridas y revisar algunas cosas del pilar. Los años que había pasado Mei en la finca del patrón, solía ir mucho con Shinobu y Aoi a la finca mariposa, por lo que sabe varias cosas médicas.

—Buenas noches, Muichiro... —Dijo Mei con un pequeño susurro, esbozando una sonrisa llena de alivio

霧    new life, muichiro tokito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora