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Al día siguiente, era un viernes; esos eran anteriormente los días libres de Muichiro y Mei, pero debido a los sentimientos de preocupación de Muichiro, había decidido entrenar a la chica también aquellos días. Pero ese día los dos decidieron descansar, pues Muichiro y ella tenían que ir a la finca del patrón para hablar con él sobre el tema del día anterior.
Mei principalmente no iba a ir con Muichiro, pero al insistir tantas veces el pilar acabó aceptando. Los dos ya habían desayunado y estaban saliendo de la finca del cazador en rumbo al hogar de Kagaya Ubuyashiki.
—¡Ahhh! Llevo mucho sin ver a Ubuyashiki-sama, estoy realmente emocionada —Exclamó la castaña jalándole del brazo a Muichiro —¡Vamos, vamos! Quiero ver a todos los pilares de nuevo también
—No hay porqué tener tanta prisa, los pilares estarán en sus hogares, entrenando o en alguna misión —Habló Muichiro caminando al lado de la castaña
Mei suspiró mirando al frente.
—¿Cuánto me falta? —Preguntó cambiando drásticamente de tema, mirando al pelinegro
—¿Mmh?
—¿Cuánto me falta para ser cazadora de demonios? —Especificó mejor la pregunta
Muichiro se mantuvo callado durante unos cortos segundos, como si estuviera pensando en algo.
—Mañana cuando te entrene veré cuanto has proseguido —Respondió mirando a Mei, y al ver la expresión de la otra, decidió responder con más claridad —Tienes que cumplir un año de entrenamiento para ir a la selección final, te faltan un par de meses... Si no recuerdo mal
Mei al escuchar la respuesta de Muichiro se mantuvo cabizbaja, como si le hubiera pasado algo. El pelinegro se dio cuenta de ese detalle, pero decidió no preguntar nada.
Después de un largo tiempo caminando, llegaron a la finca del patrón. Mei sentía una gran nostalgia con tan solo ver la entrada, Muichiro se adelantó y entró, por lo que la joven dio un profundo suspiro e imitó la acción del pilar.
Los dos se adentraron dentro, y nada más estar presente una de las hijas del patrón los atendieron. Finalmente, la hija guio a los dos menores al jardín, donde estaba Kagaya.
Mei al salir, pudo ver el rostro del patrón, con aquella sonrisa y expresión tan serena y tranquila, la castaña notó como sus lagrimas amenazaban con salir de sus ojos, pues sentía una felicidad inmensa al volver a ver a Kagaya de nuevo, el hombre que la ayudó y le dio todo su apoyo cuando la pequeña se encontraba mal. Ella sin pensarlo dos veces, corrió hacia el mayor y lo abrazó como si no lo había visto durante años.
El patrón se sorprendió al sentir como ella lo abrazaba, pues era inesperado, al sentir los sollozos de la castaña la reconoció en un instante y volvió a sonreír, acariciándola. Muichiro algo sorprendido por la acción de su amiga, este nada más posicionarse al lado de su superior, hizo una reverencia para finalmente sentarse.
