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 El viento en la cara, el calor del sol, la potencia del motor entre sus piernas... Y Bon Scott acompañado a laguitarra de Angus Young en los auriculares: Livin' easy, lovin'free, season ticket on aone-way ride. Askin' nothin', leave me be... I'm on the highway to Hell!Definitivamente, decidió Ángel, tan solo los moteros saben por qué a los perros les gusta sacar la cabeza por la ventanilla del coche.

 Cualquier miembro de cualquier hermandad motera conocía, comprendía y compartía esa sensación que dibujaba a Ángel una sonrisa de complicidad bajo el casco, cada vez que enfilaba la rueda delantera de su Harley Davidson hacia la autopista A-2 Madrid-Barcelona. 

El ángel negro tenía vocación nómada. Era un free biker, un motociclista libre, independiente y solitario. No vestía colores de ninguna hermandad, ni parche de tres piezas, aunque lucía con orgullo los símbolos sagrados de toda comunidad de dos ruedas, como la aria cruz de Malta, la siniestra skull o el rombo del 1%, confesándose miembro del clan de los insurgentes sobre dos ruedas... Siempre se sintió identificado con los rebeldes. Por eso adoptó el de Black Ángel, su alias biker, tras su bautismo en el mundo custom: un universo paralelo y secreto donde habitan los caballeros del asfalto y donde la mayoría de los candidatos a una hermandad adopta un nuevo nombre, que irá bordado junto a los colores de su clan en el chaleco de cuero, en cuanto la comunidad lo admita como miembro de pleno derecho.

 Black Ángel permaneció casi un año como prospect —así se denominan los aspirantes— a los Jaguars MC, uno de los moto clubs más veteranos y respetados del país junto con los Hell's Angels, los temidos Ángeles del Infierno.

Mientras daba gas a la Dama Oscura, atravesando Guadalajara y enfilando la carretera de Zaragoza, Ángel sonreía al recordar sus correrías con los jaguares. Rodaren solitario es fácil, concluyó rememorando sus primeros meses en un MC, pero hacerlo en grupo, con tu rueda a un palmo de la del compañero, es complicado. Si caía uno, caían todos. Por eso se establecía una férrea jerarquía a la hora de cabalgar juntos: encabezando la comitiva, el capitán de ruta y el presidente del capítulo, seguidos por el sargento de armas, vicepresidente, enforcer y demás «mandos». 

Después los patchmembers, prospects, hangarounds, supports... Una atronadora comitiva a lomos de sus caballos de acero, que infunde temor y respeto por donde pasa. Sobre todo si una legión de cien, doscientos o seiscientos moteros ruedan juntos en alguna concentración. Como las hordas mongolas de Gengis Kan, sembrando el temor y la anarquía a su paso... Y esa jodida sensación de libertad.

 Hell's Angels, Diablos, Calaveras, Orkos, Forajidos, Brujas, Hunos, Pawnees, Rebels, Proscritos, Imperiales, Comancheros y tantas otras hermandades MC del país. No existen estadísticas reales sobre cuántos son ni dónde están. En los MC, como en la mafia, reina por encima de todo la sagrada Omertà, la Ley del Silencio.

 Oficialmente y como tapadera legal, el ángel negro trabajaba como fotógrafo para revistas especializadas en bikers y viajes. Como Alberto Arelizalde, Indio Juan Moroy otros veteranos fotógrafos del mundo custom, recorría las concentraciones moteras y los Club House, con licencia para portar cámara.

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⏰ Última actualización: Feb 08, 2022 ⏰

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