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Mientras la joven guardia se alejaba, el Capitán la observaba en silencio. Sí, indudablemente, aquella chica era la mejor adquisición que podía haber hecho para el grupo de homicidios en mucho tiempo.

Luca habría preferido presenciar la autopsia y echar una mano al forense. A pesar de que su especialidad era la psicología criminal, se sentía fascinada por las técnicas criminalísticas, especialmente la medicina legal, pero estaba orgullosa por aquella oportunidad y se propuso no decepcionar la confianza que el oficial le estaba demostrando. 

Sabía que su capitán estaba muy curtido en la investigación de homicidios, y que en el fondo siempre tenía razón. Las prostitutas de la Casa de Campo acababan de desperdigarse por los alrededores de Madrid. Años atrás, las protestas de usuarios y vecinos habían conseguido presionar a las autoridades municipales para que restringiesen a un par de puntos solamente el acceso al mayor enclave de prostitución callejera del país. No se trataba de solucionar el problema, sino de desplazar a otro lugar. Y ante las dificultades que sufrían los clientes para llegar hasta las meretrices callejeras, algunos cientos de ellas o más bien sus chulos habían decidido situarse en otras zonas de la capital con menor control policial y menos protestas vecinales. 

Eso dificultará el trabajo de los investigadores, ya que la agente Luca, sus compañeros de la Guardia Civil y los agentes de la Policía Municipal que se habían involucrado en las pesquisas desde el primer momento tenían mucho más terreno por cubrir. Era la primera vez en su carrera que Luca debía enfrentarse a una prostituta. Había leído mucho, y su formación teórica era impecable. Pero los informes técnicos, los ensayos periodísticos y las obras literarias no huelen, no tiemblan, no lloran. Más allá de las páginas impresas, en el mundo real, los adverbios, pronombres y adjetivos se quedan cortos para describir las circunstancias, los lugares, las personas, las emociones.

En cuanto el coche «de incógnito» de la Guardia Civil entró en la Casa de Campo de Madrid, Luca comenzó a ver a derecha e izquierda docenas y docenas de mujeres, algunas muy jóvenes, que exhiben sus encantos como reclamo para los consumidores de prostitución. Todavía era verano, y a pesar de que ya era noche cerrada hacía calor. La mayoría de las mujeres estaban prácticamente desnudas. Al menos las que tenían un cuerpo que podían utilizar como spot publicitario. Las otras sugerían otro tipo de atractivos para los clientes más perversos.

El coche recorrió primero el tramo tomado por las latinas: jóvenes brasileñas, dominicanas, bolivianas, colombianas... Algunas gritaban a los coches, proclamando consignas sexuales con su característico seseo caribeño: «Ven, papito, que te voy a comer toda la bolsa, vamos a hacer cosas ricas. Dale, parate...».

Unos cientos de metros más allá los aguardaban las eslavas. Algunas de ellas auténticas valkirias de cabellos de oro y mirada celeste que podrían hacerse un hueco en cualquier catálogo de moda. Luca creyó atisbar una mirada de lujuria en sus compañeros varones, que se deleitaba con el espectáculo. Y prefirió hacer oídos sordos a un inapropiado comentario de Ariño sobre la anatomía de alguna de ellas. La luz de los focos deslumbraba a las prostitutas, que no podían ver el interior del vehículo. Por eso los coches circulaban tan despacio en la Casa de Campo: los clientes podían tomarse así su tiempo para examinar el ganado sin ser vistos, hasta que decidieron pisar el freno ante la res escogida.

Después llegó el tramo de los travestis. Criaturas andróginas de espíritu femenino nacidas en un cuerpo de varón. Aunque algunas habían decidido echar un pulso a la naturaleza para corregir su error, invirtiendo auténticas fortunas en hormonas, botox y silicona, no todas obtenían el resultado que esperaban. Pero la noche era su aliado. Y algunos clientes, hastiados ya del sexo convencional, buscaban en aquel tramo de la Casa de Campo nuevas experiencias y emociones más fuertes con el tercer sexo...

Operación princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora